viernes, 30 de mayo de 2008

Prehistoria



Está sentado en la vereda y la pared le sirve de respaldo. La siente fría y dura contra la espalda dolorida pero no le da importancia, ya empieza a acostumbrarse a la crudeza de la calle. Al menos está a resguardo de la lluvia, ese paño de agua que cae a unos pocos centímetros ahí delante de sus ojos. Las rodillas dobladas contra el pecho y el gorrito calado hasta las orejas le dan una sensación de tibieza que contrasta con todo el resto del ambiente. Se acurruca sobre sí mismo para protegerse del viento y le sube el volumen al walkman apenas lo suficiente para tapar el ruido de los autos en la avenida. Da una calada final al último cigarrillo del paquete que ha logrado apoderarse sin ser visto en un café cercano y tira la colilla, que vuela unos metros y cae sobre el asfalto al lado de la rueda de una camioneta.
Mete las manos en los bolsillos tristemente vacíos y recorre con ojos ojerosos y cansados todo lo que pasa ahí afuera, afuera de su rinconcito seco y apartado. Los autos frenan y encienden sus luces, el semáforo cambia y los autos vuelven a arrancar salpicando cuando pasan por encima de algún charco. Por unos breves segundos extraña la comodidad de su cama en el pequeño cuarto desordenado donde tal vez en ese momento se encuentre su madre, sentada en el colchón con las manos entrelazadas sobre la falda y los ojos tan muertos como los de un mal retrato, demasiado dopada para estar triste. Es sólo un instante durante el cual casi se arrepiente pero enseguida se obliga a retomar sus pensamientos. Los locales de enfrente: un kiosco, un mercado, un vivero, una casa de repuestos. Los edificios, las casas, los carteles, las luces, la calle, las alcantarillas. Mira todo y cuando lo piensa un poco se asombra de la cantidad de cosas entre las que está acostumbrado a vivir sin darles mayor importancia, la cantidad de cosas creadas por el hombre. Desde la complejidad de la avanzada tecnología moderna hasta la simplicidad de una rueda, y entre ambos extremos la infinidad de logros y descubrimientos alcanzados por la humanidad a lo largo de cientos de años. Supone que todos esos esfuerzos fueron motivados por un objetivo común y lógico: mejorar la vida de los seres humanos, y no puede dejar de pensar en la ironía que se percibe en todo el asunto.
Entonces se pregunta como sería el mundo sin esos avances. Hasta qué punto las cosas serían diferentes, cuán peores o quizá mejores. Tal vez una realidad menos complicada equivaldría a una vida más sencilla: sin tantas preocupaciones, dudas, exigencias y confusiones; tal vez no habría violencia, abusos ni drogas; tal vez y sólo tal vez su madre dejaría de automedicarse, y un cinturón con una hebilla de acero no sería más que un simple cinturón con una hebilla de acero. El fuerte bocinazo de un colectivo lo saca de su ensimismamiento y al levantar la vista puede ver un patrullero en la fila de autos que esperan por el cambio del semáforo. El cansancio y la falta de sueño no lo dejan reaccionar con la velocidad habitual y demora un poco para captar la situación. Pero en cuanto los cables de su cerebro hacen conexión su cuerpo no tarda ni un minuto en responder, se pone en cuclillas y avanza cubierto por los vehículos estacionados, tan rápido como se lo puede permitir. Recién al doblar la esquina se echa a trotar.
Apenas se aleja unas cuantas cuadras, lo suficiente para sentirse tranquilo y permanecer dentro de una zona que conoce. Busca otro borde bajo el cual la lluvia no consiga alcanzarlo y vuelve a sentarse, la pared sigue fría y dura, su espalda sigue quejándose con la voz ronca y gastada de la costumbre. Los párpados le pesan toneladas, necesita descansar.
Cuando abre los ojos está en un lugar diferente. A su alrededor se extiende una selva no muy impresionante, ha decir verdad son grupos de árboles y plantas raras un tanto dispersos sobre una tierra al parecer desierta. Recorre por unos momentos la frágil consistencia del paisaje y descubre allá a lo lejos el humo de un volcán confundiéndose con las nubes en un cielo opaco de colores indeterminados. Y a varios metros de distancia, en medio de los árboles, distingue lo que sin lugar a dudas es alguna clase de dinosaurio. La inverosimilitud de las circunstancias no lo inquieta, no lo afecta. Mientras explora percibe olores, colores y texturas que no logra terminar de definir, como si no existiesen límites entre ellos y cada uno fuese parte del anterior y del próximo. En cambio una única melodía suave, distante y de alguna forma conocida flota constantemente en sus oídos bloqueando cualquier otro sonido.
Deja pasar esos detalles y sigue adentrándose en la selva. El aire es más limpio y hay un clima cálido y húmedo. La tierra está minada de piedras grandes, pequeñas o medianas, y extrañas lagartijas se mueven sobre ellas. Se inserta un poco más entre la vegetación y puede apreciar plantas y flores nunca vistas. Todo le transmite una sensación de salvajismo y fiereza, todo transmite fuerza.
A medida que se abre camino a través del corazón de la selva siente como aumenta el calor. Avanza a buen ritmo pero sin perderse de nada. De vez en cuando alguna rama le propina un arañazo, o patea alguna piedra o la raíz de un árbol. No sabe en dónde está pero tampoco se siente desorientado o perdido, es como si de alguna manera ese mundo se creara con cada uno de sus pasos. Al fin la vegetación cede y empieza a ofrecerle espacios más amplios para moverse. Frena un momento para recuperar el aire y decide tomar un descanso. La tierra tiembla de golpe bajo sus pies y entonces la melodía en su cabeza se corta en seco dejándolo inmerso en un silencio descomunal. Pero el rugido subsiguiente es aún más tremendo y lo obliga a voltear para ver de dónde proviene, aunque ya tiene una idea aproximada.
El tiranosaurio baja la monstruosa cabeza y los dos terribles ojos parecen enfocarlo a él, que se queda quieto, muy quieto. Allí está, parado ante un depredador extinto hace millones de años que considera seriamente la idea de comérselo. Empieza a temblar, al parecer sus piernas van perdiendo la fuerza, el corazón se le acelera en el pecho amenazando con escapársele con cada uno de los violentos latidos. El tiranosaurio abre la boca y el aliento fétido y podrido que despide en profundas vaharadas le da náuseas y al mismo tiempo lo saca de su estatismo. Gira en redondo y le ruega a sus piernas que se muevan lo más rápido posible. Detrás de él vuelve a escucharse el poderoso rugido, y por el estremecimiento de la tierra y de los árboles puede adivinar quién va a convertirse en el aperitivo de la tarde.
Corre como nunca ha corrido en su vida, se exige al máximo y las punzadas en los costados le indican la falta de aire. No se atreve a mirar hacia atrás pues hacerlo sería entregarse; pero de todos modos lo hace, y se da cuenta de que sobre la cabeza de la bestia prehistórica hay algo o alguien de pie. Una silueta humana hecha de oscuridad y miedo. El rostro le resulta irreconocible pero eso no importa porque él ya sabe a quién pertenece la figura. El odio agazapado en esa certeza le imprime un impulso frenético a sus piernas. Sabe que pronto deberá detenerse o se desmayará, pero aún así trata de convencerse, de engañar a su propio cuerpo para seguir adelante.
De la nada surge un tronco caído, lo salta y cuando el pie vuelve a tocar la tierra con todo el peso de su cuerpo sobre la pierna siente un doloroso calambre. Extiende los brazos hacia delante tratando de protegerse y grita mientras cae sobre la tierra blanda. Ya casi sin energías se vuelve boca arriba. Ve venir la enorme cabeza de la bestia, extrañamente los ojos parecen dos luces dirigidas contra su cuerpo y el último rugido asemeja el sonido de un motor muy exigido. Sobresaltado y bañado de sudor abre los ojos, ve el auto que se le viene encima, cierra los ojos, siente el impacto y muere aplastado contra una fría y dura pared de cemento.







Leandro - Ciudad Cronopio

jueves, 29 de mayo de 2008


Incombustible no sos, cómo bancás ese infierno? Soñás la hoguera donde siempre sos la leña. Cuánto tiempo más vas a estar esclavizado así, refugiado en tu soledad? (...) Lastimás tu corazón porque ella te ha abandonado. Quedaste mordiendo el aire, solo y sin dolor. Cuánto tiempo más vas a estar escavizado así, refugiado en tu soledad? (...) La mujercita que amas, esa suave flor judoka, la va de maga zulú y combina tus venenos haciéndose la ingeniosa, odiosa siempre fiel. Cuánto tiempo más vas a estar esclavizado así, refugiado en tu soledad? Estás hundido a fondo, a fondo... Mientras la vida se va...


"La dicha no es cosa alegre" Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota
Rubén - SparklingDarkEyes

lunes, 26 de mayo de 2008

Fragmentos paralelos


Era una pálida tarde de otoño, resecos los espíritus andaban bajo un tenue ámbar de incertidumbre, esos días que (para la inmutable mayoría) parecen dislocados del calendario, en donde la vida tiende a enmudecer, a la espera de algo que va a terminar sin suceder, algo que se esfuma sin siquiera aparecer.
Un manto de gris lo rodea, inadvertido corre en su mente mientras su tristeza se hace patente sólo para los que lo quieren ver. El vacío lo aplasta, lo ahoga, y a veces siente que en fotografías su vida sería más sincera, en blanco y negro, sin más preámbulos que sus pantalones arrastrando por el suelo, cabizbajo y pensativo, suspendido en el tiempo, como un fantasma que quiere volver a ser carne y piel —sobre todo piel.
Ella exhala negros violáceos, espíritu indomable y etéreo, que rompe las barreras del abismo con sólo mirar a través, cuyo oscuro encanto redobla las apuestas ante la fría realidad de otra tarde sin comprender. Salvaje energía tempestuosa que quiebra los parámetros de los doctores de la humana estupidez, sinrazón lógica de la esencia golpeada por la amarga desnudez…
Los finos hilos de la soga se cortan a cada paso. Cada paso multiplica su placer. Para ella el placer es el ocaso, sombría ternura que no se cansa de beber.


Santiago - Ruina_circular

domingo, 25 de mayo de 2008

Culto Pagano


Me movilizo en el culto del amor.

Fue creado hace ya muchos años.

Los cantantes lo profesan muy seguido.

Hay fanáticos de esta hermosa fantasía.

Vendemos corazones y dibujos varios.

Alimentamos los sueños día a día.

Tratamos de ser justos con los romances.

Nadie recibe lo que no se merece.

Pero nos ocupamos de que sea en el momento debido.

También somos los culpables de los desamores

Pero nada debe ser si no puede crecer.

Solo son pruebas a las cuales nos sometemos,

Por la recompensa de los sentimientos.

No busquemos escaparnos,

Nadie pudo lograrlo.



Rubén - SparklingDarkEyes

sábado, 24 de mayo de 2008

Construire un hogar para cerdos

Me desperté después, pensando en cerdos
Y cerdos en la cama haber soñado,
Dormir de la mitad hacia el costado,
Como dejando a un lado los recuerdos.

Y el día lo pasé pensando en cerdos,
Y tan lejos de cerdos, que me asusta,
Pensando por demás, porque es injusta,
La vida cuando no me ofrece acuerdos

Y así fui deshojando margaritas
Que estaban para cerdos destinadas
Buscando en frases muy desatinadas
Respuestas que mi alma necesita

Cerdos: y terminar pintando el cielo
Cerdos: alguien te espera al regresar
Cerdos: también regresa quien yo espero
Cerdos: Matar-Morir... Morir-Matar...

Entonces por que hablar si no contesta
En señal de protesta grite a Dios
Pues no puedo admitir cerdos sin voz
Y Dios me susurro su gran propuesta.















Me desperté después, pensando en ser dos
Y ser dos en la cama haber soñado,
Dormir de la mitad hacia el costado,
Como dejando a un lado los recuerdos.

Y el día lo pasé pensando en ser dos,
Y tan lejos de ser dos, que me asusta,
Pensando por demás, porque es injusta,
La vida cuando no me ofrece acuerdos

Y así fui deshojando margaritas
Que estaban para ser dos, destinadas
Buscando en frases muy desatinadas
Respuestas que mi alma necesita

ser dos: y terminar pintando el cielo
ser dos: alguien te espera al regresar
ser dos: también regresa quien yo espero
ser dos: Matar-Morir... Morir-Matar...

Entonces por que hablar si no contestas
En señal de protesta grite a Dios
Pues no puedo admitir ser dos sin vos
Y Dios no pudo darme una respuesta..



Argentino Raul Kibe

jueves, 22 de mayo de 2008

Lágrimas con olor a lluvia


Vasos llenos

Opte por una filosofía de vida de ver el vaso medio lleno y buscar el agua para llenarlo. Siempre parece, que nos sacan el agua, que se empieza a escurrir por abajo, que lentamente, como demostrándonos que se esta yendo, se va el agua, se escurre, se chorrea por entre las manos. Se nos escapa. Justo en ese momento, solo vemos el agua que se va. Y como para no extrañarla, lloramos. Lloramos con un dolor en el pecho, lloramos tratando de llenar el vacío de agua, con mas agua, a diferencia que el agua que se fue no era nuestra, no nos pertenecía, la teníamos en nuestro vaso, pero no era nuestra.Ahora se fue. Ya esta. Tenemos un vaso incompleto, o lleno de lágrimas, de llantos y de tristeza que es toda nuestra. Es nuestra agua mas pura, ya que no proviene de mi lagrimal, viene de mucho mas allá, de ese lugar en el que solo el agua puede venir y solamente vos pudiste llenar. Ahora sí que el agua es mía. Es mi vaso, mi agua, mi llanto, mi tristeza. Pero todo me pertenece. Ahora yo decido cuando se va, y cuando se queda. Cumple sus promesas, es mio. Es mi agua. Es mi vaso vacío, mi vaso lleno. A la noche, algunas noches, vuelvo a ver como el agua se escurre de mi, como en la peor pesadilla que ya viví. Otras, sueño que ella vuelve, pero no ocupa el mismo espacio, esta teñida de otro color, ya no concuerda con mi vaso, aunque siga teniendo cada una de las perfectas características que hacían que sea mi agua. Ya está. El agua se evaporó. No sos mía ni de nadie, sos simplemente un recuerdo en mi memoria de el agua mas rica y bella que tuve entre mis manos. No sos mas que eso. Vapor de agua. Miro el vaso. Mio, mi agua, mi vaso. Ahora es todo mio. Es cierto que el agua que queda es poca, pero es mía. No me abandona. Es completamente mía.
Solo me queda ir a buscar mas agua, o seguir llorando, limpiando las manchas de oxido que se formaron al borde de mi vaso, suturando todas las grietas que se abrieron, trabajando en mi vaso, simulando que estoy conforme con él y que no me afecta en nada el recambio del agua, imaginándome para mi que todo el espacio vacío de mi vaso, lo lleno con agua transparente, que no moja, que no lava, que no tiñe, pero que me hace feliz.

Paula Verón