viernes, 17 de octubre de 2008

t a b ú

Mantra de las cuestiones de los cuerpos en mi concepto auditivo. Y es que asi me siento.
- Yo no uso zapatos, soy pobre. Dime que llevas en los pies y te diré si te quiero conocer.
- Viajo en auto, no camino mucho
"A vos te falta gastar mucho los zapatos para venir a hablarme a mi". -Casi se le escapa-
Andar descalzo de pies y cabeza en una argentina tan des-actual. El nene de las estampitas tenía los pies llenos de tierra.
El tren hace ruido a que se va a partir en dos. Las uniones crujen. Las paredes decoradas por seba “tristan suarez manda” seguido de un simbolito que da la idea de pertenecer a un club.
El pibe de la bicicleta marca el pulso de tabú, sin oírlo. Yo ya lo escuché 3 veces seguidas desde que subí al tren. Llamalo fanso si querés.
Un día de viaje con miradas de “me cansé de que llegues tarde”. Y yo me cansé del transporte público. No me cansé de la gente. Me cansé del sistema.
Si te sentás en el tren es porque el anterior vino atrasado y se llevó a toda la gente que viaja en tu horario.
Insoportable el quejido de los fierros me interrumpe el placer del mantra. Quiero leer un libro que me haga inmune al mundo en el que nací. Quiero caminar descalzo y ser bello y dejarme caer entre los yuyos como cuando aprendí a andar en bicicleta.
El tren agarró una curva, y ya me bajo. Las melodías de la guitarra me recuerdan a algún Charlie Parker.
R 4603 mi vagón.


Johann Sebastian Marsopiero, de /skinnocent

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miércoles, 1 de octubre de 2008

Jueguitos sexuales



Lo recuerdo muy bien, yo era una adolescente en la flor de la vida y mi hermanita una niña todavía. El caso es que se apareció en mi habitación con las manos en la espalda, ocultándome algo muy sonrojada. Nunca imagine que su tremenda curiosidad pudiera toparla con semejante objeto. Seguí en lo mío sin prestarle atención, era sábado y me preparaba para salir, contemplando asombrada lo pequeño de mis últimas polleras. Apostada en la puerta del cuarto, Andrea no sabía como preguntarme que era aquello y para que podía servir. Pasaban los minutos y se sonrojaba cada vez más, al punto que me dio pena por su carita de “yo no fui”.

-¿Qué tenes ahí Andy?

-Eh un coso, no se que es – Contesto mirando el piso – Algo que encontré en armario de mamá.

-En el armario de mamá? ¿Y que hacías ahí, chusmeabas como siempre?

-Eh si Lu, ya se que no tengo que revisar, pero te juro que es la ultima vez – Mientras hablaba se balanceaba con sus piececitos de atrás para delante, ocultando con celo su hallazgo misterioso.

-Bueno mientras no se entere mami, por mí hace lo que quieras. Ahora mostrame que encontraste.

-No Lu, así no porque me da vergüenza. ¡Cerra los ojos!

Le seguí el juego, ni siquiera pensé en espiarla porque realmente ya estaba intrigada. Escucho sus pasitos vacilantes hasta la cama, luego los mismos pasos que se van corriendo. Cuando lo veo me quedo muda, un remolino de emociones arremete mi cuerpo sin dejarme pensar. Andrea puede no saber que es aquello, pero para mi esta muy claro. No se que hacer, actúo por instinto, me dejo llevar por las ocurrencias.

-Andy volve dale, no pasa nada… - La veo asomarse lentamente sobre el marco de la puerta- Dale no seas bobi que no pasa nada. No tenes porque asustarte- En ese momento dude por instante si decirle la verdad o no, y muy decidida le dije: - Mira Andy, no voy a mentirte y aunque todavía sos muy chica me parece bien que lo sepas… Esto que encontraste es un vibrador y tiene una única función – Su carita era el reflejo mismo de la intriga – Para lo único que sirve es para dar placer. ¿Queres saber como se hace? – Y si mi pregunta resulto atrevida, la respuesta que obtuve a cambio fue peor…

-Me parece que ya se como es Lu –

-¿Pero no me dijiste que no sabías lo que era?

-No sabia como se llama, pero vi a mami usarlo muchas veces.

-¡Ey eso no se hace! No se espía a los demás – y con su carita realizo el mas tierno pucherito jamás visto - ¿sabes bien como funciona?

-¡Se enciende de ahí mira! – respondió entusiasmada. Y quitándomelo de las manos lo hizo vibrar alegremente.

Esto en mi cabeza provoco una especie de cortocircuito. Estaba mal, muy mal que mi hermanita menor encendiera un vibrador. Pero a su vez, mi cuerpo se encendió también, una llama que inicio en mis pechos y bajo hasta mi entrepierna. La pasión pudo más que la razón y con voz grave ordene a mi hermanita meterse en mi cama. Apague la luz, quedando solo las penumbras de la calle. Cada tanto pasaba un auto y las sombras se extendían llendo de un extremo al otro del cuarto. El vibrador continuaba encendido y su ruidito acariciaba mis oídos. Con la excusa de que estaba vistiéndome para salir, me metí bajo las sabanas en ropa interior.

-Muy bien Andy, mamá nunca se va a enterar de tus espionajes y lo que encontraste, pero quiero que me muestres como funciona el vibrador. Yo no tengo idea de cómo se hace… - y pervirtiendo su inocencia para siempre, me recosté boca arriba rodeándola con un brazo, acariciando su rostro rojizo de vergüenza.

-Eh, mmm bueno Lu – titubeaba, no sabía como empezar, tenia miedo, lo que me excitaba todavía más.

-Quiero que hagas tal cual como viste que hace mami, sin miedos –

Y dándole un beso en los labios muy suavemente, la deje en total libertad de acción. Su manito libre busco debajo de la colcha mi muslo, contorneo lentamente la cara interior del mismo, mi excitación no tenia limites y ella, aun con su corta edad, parecía notarlo porque dibujaba caricias ardientes desde la altura de mis rodillas hasta mi ombligo, llendo y viniendo, rozando su piel con la mía. Un golpe de luz me mostró su carita sonriente, el gesto contenía tal grado de perversión que me asusto y éxito a su vez. Lance un gemido inaudible, y rápidamente Andy deslizo el vibrador por mi abdomen hasta llegar a mi pubis. Mi cuerpo tembló entero mientras Andy apoyaba la punta del aparato en mi clítoris. La constante vibración producía unas cosquillas placenteras que enardecían mi desesperación, mis pasiones e instintos. Con sus deditos pequeños mi hermanita levanto y corrió hacia un costado mi bombacha, la palma de su mano calzaba justo en mi sexo. Me masajeaba lentamente y de a poco, centímetro a centímetro interno el vibrador en mi interior. Enlace sus cabellos entre mis dedos y tomada de la nuca como la tenia, la obligue a lamerme. Metiendo, sacando y lamiéndome de esa forma, mi hermanita paso a convertirse en dueña de mi lujuria, acelerando el ritmo de su penetración, enjuagando su lengua en mis fluidos. El clímax no pudo controlarlo y llego entre gemidos delirantes. Sin sacármelo todavía, lo apago para retirarlo despacio. Mi placer tuvo un último pico de locura con eso y creí reventar. Andy se asomo debajo de las sabanas sudando, chupo entre sus dedos y se acostó a mi lado. Quedamos jadeando las dos, mirando el techo, sonriendo y excitadas. Hicimos un pacto que continua intachable, prometimos cuidar nuestro secreto de por vida, prometimos perfeccionar nuestros jueguitos sexuales, sacarnos todas las dudas, cuidarnos por siempre. Entonces la abrase por la espalda tiernamente, y empecé a desnudarla, lentamente.


morizze

y.