martes, 4 de diciembre de 2012

Llegar a un buen punto


Con este relato espero llegar a un buen punto,
Tal vez puedan entenderme
No soporto los puntos

No más punto y aparte,
Tampoco acompañados por otro punto,
O apretados formando una recta,
Mucho menos con suspenso,
No más puntos sobre las íes para poner orden,
Porque realmente detesto los puntos

Es hermoso ver a las palabras no encontrar su desenlace, 
Se prolongan y enredan con el párrafo consecuente,
Alegres pasean entre comas y corchetes,
A veces tan mayúsculas que no se reconocen,
Pero no pueden dejar de pensar, con alguna añoranza,
En esos puntos desacertados, que tanto las ordenaban



La reya

martes, 3 de marzo de 2009

Untitle

*Dedicado a los damnificados por los malversadores de la opinión pública

Nunca entendió cuál fue la razón exacta de su efímera gloria. El era un hombre normal, trabajador, cristiano, padre de familia intachable. Pero un buen día sucedió un hecho inesperado que cambió su vida. Volvía de trabajar, y como se iba directamente al cumpleaños de 15 de su hija, estaba vestido con sus mejores pilchas. Pilchas módicas al fin, pero suficientes como para que unos tipos lo interceptaran en una esquina, lo derribaran de un culatazo y lo llevaran a su aguantadero. 
Cuando despertó, vió una jauría de muchachones que se avalanzaban sobre su traje, hurgando entre sus bolsillos y no encontrando más que unas monedas, un peine y una tarjeta de un night club económico de Villa Soldati.
Lo golpearon, lo golpearon, lo siguieron golpeando, y le pedían que cante dónde estaba la guita, y que no lo iban a golpear más si llamaba a su mujer y pedía un rescate de un millon de dólares. Como no entendía nada, el hombre sólo balbuceaba en dialecto formoseño, lo que ocasionó que los persuasivos muchachones le propinaran la más soberana paliza que se haya visto en siglos.
Lo tuvieron en un sótano 2 días sin comer y sin beber, y recién se percataron de su enorme error gracias al noticiero! El hombre que tenían cautivo era Juan Ramón Echaniz, y no Daniel Augusto Pomposo Pinar del Ocampo, el portentoso empresario…
Sin entender la causa de la falla, los muchachotes barajaron la posibilidad de acribillarlo, pero finalmente decidieron dejarlo tirado en un baldío en Laferrere.
Sospechosamente rápido acudió la policía, y aún más sospechosamente urgente llegaron los medios de comunicación, quienes en el intento de lograr la primicia desgarraron los pocos ropajes que le quedaban a Juan Echaniz. Afortunadamente, el equipo móvil del noticiero más poderoso tenía ya preparado un smoking exactamente de su talla. La nota que le hicieron fué la más desgarradora, conmovedora y sentida que se haya visto jamás. Se pararon las rotativas; todos los canales en vivo transmitiendo desde el baldío al heroe, al martir, al que lo hizo por todos nosotros, al Ramón!!


Apenas saludó a su familia por teléfono, y fué arrastrado al programa del momento, el cual rompió records de audiencia. Juan Ramón era un heroe nacional; la fiebre Juan Ramón había excedido el límite de lo tolerable: la gente por las calles corría histérica sin saber hacia dónde, y era atropellada por colectivos, taxis, carros, bicicletas, etc; la gente se emocionaba tanto que solía olvidarse de las ventanas y caía desde altos pisos con tanta contundencia como Juan Ramón en todos los programas de radio y televisión existentes. El estaba cansado, hambriento y extrañaba a su familia, no quería ir, pero “eso puede esperar” le decían babeando los ávidos productores.
En una nota recordó que su peine, que había pertenecido a su abuelo que a la vez había pertenecido a su padre que a la vez iba a pertenecer a su hijo, había quedado en manos de los malvivientes. Una solemne lágrima corrió por la mejilla de Juan Ramón, vista en vivo y en directo por 34 cámaras, desde todos los ángulos posibles, incluso en slow mode! Todos se conmovieron aún más, la gente en sus casas, en sus trabajos, en las calles, no paraba de vertir lágrimas sinceras y clamaba por la devolución del peine. 
En ese vertiginoso andar, Juan Ramón tuvo el papel principal en algunas novelas, las más vistas; todas las modelos y vedettes, juraban y rejuraban haber tenido un affaire con el formoseño, invitado a todos los boliches, pubs y cabarulos más exclusivos; el hombre recibió incluso las felicitaciones del presidente, en homenaje a su inmenso coraje y heroíco patriotismo, semejante a los hombres que forjaron la nación y blablablablablabla.


Cuando pudo por fin regresar a su casa, se dió cuenta que desde su aparición en el baldío hasta ese momento sólo habían transcurrido dos días. Sin más, se echó a dormir recordándole a su mujer que no lo despertase por nada. 
18 horas consecutivas durmió Juan Ramón, y se sorprendió cuando al levantarse, su mujer le dijo que no lo habían llamado para nada, a excepción de una radio de Quilmes y de un programa de televisión religioso de Tortuguitas. No entendió nada, comió algo y vió por el noticiero la desgarradora historia de Juliancito, el nene salteño que necesitaba un transplante de sangre urgente. Ahí se abrazo con su mujer, profundamente conmovidos lloraron al unísono, y corriendo de un lado para el otro no se aguantaron llegar al hospital y cortaron sus venas para llenar de sangre una botella para Juliancito, al mismo tiempo que sus vecinos, sus parientes y que todos.


Milton

jueves, 26 de febrero de 2009

Sólo palabras

Y eran sólo palabras, inclino el trazo de la tinta y escribo sólo palabras... “Antes de morir, y dejarle a tus hijos la pobre herencia de una fortuna en propiedades y ni un recuerdo; yo estaba a tu lado, con lágrimas en los ojos, escuchando esa tos ya sin aire, y mirando esquivamente tu cuerpo retorciéndose en las hipócritas sábanas blancas. Los dos estábamos en un cuarto -igual de blanco que las sábanas- con el televisor encendido, porque en un acuerdo implícito habíamos establecido que cualquier conversación sería inútil, porque empezaríamos a llorar… y vos, vos no podías llorar, porque el esfuerzo de una lágrima equivalía a que mil astillas de vidrio se clavaran lentamente en tu pecho. Definitivamente las imágenes en la tele eran un silencio inventado que nos hacía falta ante tanto ruido. El ruido de todas las visitas que habían pasado por esa sala a dar su pésame, acordándose de su ‘primo’, de su ‘amigo’, de su ‘abuelo’ sólo el día de su adiós; y el ruido de las que no fueron ni siquiera por falsa cortesía.
En un momento vos me miraste, tenías la frente sudada y las manos frías; pero no eran las manos que me habían enseñado a hacer barriletes, ni siquiera la mirada tenía los ojos de ese hombre que en mi infancia había sido un héroe. Tu mirada, curiosamente, no me inspiraba lástima sino culpa; y esa culpa era la que hacía que las lágrimas subieran desde el nudo que tenía en la garganta hasta los lagrimales y brotaran incontrolablemente. Tosiste. Te enojaste con la imperfecta forma que respirabas, y me pediste otro calmante; te iba aclarar instantáneamente que iba a ser el quinto calmante en media hora y comprendí lo idiota que era: ‘sus últimos minutos y todavía me atrevo a opinar’. Busqué el vasito con agua, te puse las píldoras en la boca, te acerqué el vaso. ¡Cuánto te costaba inclinar la cabeza y tragar el agua! Quisiste agradecer de esa manera exagerada que agradecías cada favor, y en lugar de ello tosiste, dos, tres veces. ‘Gracias’.
Me dio una bronca inmensa que fueras tan bueno conmigo, que desgarraras tu pecho asfixiado sólo para agradecerme… agradecerme un vaso con agua.
De repente juntaste fuerza… ‘¿A quién le servirá mi dolor?’ preguntaste para encontrar un poco de alivio en el sentido… ‘¿a quién, Dios, a quién?’ Y tu tos áspera cada vez más suave, porque ya no tenías aire… ‘Siento vidrio en los pulmones’ repetiste lo que cada noche decías antes de que los calmantes te durmieran, y de nuevo, ‘¿a quién, Dios, a quién?’ Y yo me sentía un miserable impotente, porque tu dolor sólo me crucificaba en la culpa, en la culpa de dejarte morir, en la culpa de los reproches, de las ausencias.
Giraste la cabeza queriendo ver más allá de esa pared blanca, buscando un horizonte más agradable que esa sala, que esa asfixia, y ese pecho lleno de vidrio… volviste a mirar hacia mí. Sonreíste. Me arrodillé en la cama, a tus pies, besé el blanco esperanza de las sábanas, que se teñirían de negro, y de tristeza. Ya no respirabas, ya no tosías…”

martes, 3 de febrero de 2009

ADVERTENCIA:
Aun no me encuentro conforme con lo aqui publicado, sin embargo en un arrebato de despreocupacion y valentia lo someto al juicio de mis queridos cofrades...



Llovía y se refugió en un alero diminuto que no supo cubrirlo del todo, se puso el Clarín a modo de sombrero y corrió a la otra vereda pensando que correr de la lluvia era bastante absurdo. Había visto aquel aviso en una de esas revistitas que suelen armar los del circulo de comerciantes que incluyen palabras de la madre teresa y anuncios innumerables de miles de negocios conocidos, con cuponeras de 10% en chinelas o aceite suelto; “se busca joven emprendedor, con experiencia en viajes largos, que no le tenga miedo a la inmortalidad” la mezcla casi despreocupada de lo efímero del frío con lo trascendental de la inmortalidad lo atrajo. Dió unos pasos cortitos y tocó el portero: -Vengo por el aviso-. –Suba- le contestó una voz nicotinizada. El olor a mármol del 30’ se disipó al entrar al ascensor de puertas tijera con olor a aceite del 30’. El 3B era un pasillo con una puerta gris, nada más: ni helecho, ni potus, todo lo de allí parecía luminoso aunque sin duda no lo era, era como estar en una conservadora de tergopol. La puerta hizo ruido al abrirse, todos los pasos sonaban demasiado fuertes, cada roce de la ropa se sentía como un estallido, al doblar el diario pensó que se romperían los cristales veteados de la pequeña oficina. –Mucho gusto, siéntese- le indicó una señora regordeta (que no correspondía con esa voz rasposa y ahumada), era una mezcla de empleada pública con ama de casa fanática-del-barrido-de-veredas-matinal, sin duda unos 60, el pelo rojizo casi naranja se movía caprichoso al ritmo de una brisita que se colaba por debajo de la puerta. La oficina era un escritorio amplio, una máquina de escribir con más años que Matusalén, un vaso, el helecho reglamentario y la silla. Habló casi sin respirar y sin lugar a comentarios:- El trabajo, aunque raro, le dará la oportunidad que todo ser humano ansía en el fondo de su alma, los lujos de esta vida y hasta el amor se verían renunciados ante la oferta que voy a hacerle. Es usted un joven audaz dado que ha venido, un aviso tan escueto y misterioso solo atrae a los valientes, somos pocos en esta institución y es debido a la carencia de prospectos capaces, no es nada fácil mi querido, pero es sin duda una de las cosas mas nobles que pueden hacerse- Hizo una pausa, tomo del vaso, y prosiguió:- Sabrá usted que este mundo tan superficial que vemos, esconde en sus recovecos existencias paralelas que se mueven manejando al mundo como a los hilos de un títere, dándole equilibrio a esta realidad, es que quienes viven no están listos para verlo todo, hay dos momentos cruciales en que se puede ver el mundo desnudo: el nacimiento, del que no tenemos memoria y la muerte de la que nada podemos dar cuenta, no es un hecho fortuito, el ser humano es incapaz de albergar al verdadero mundo, es por eso que las almas de esta institución trabajamos día a día para que no se suelten los hilos y los demás vivan tranquilos, lo sé, usted dirá, destino injusto el de cuidar el sueño de los otros sin que podamos nunca dormir, pero es lo que ha tocado. Usted estará pensando, “yo no estoy predestinado a nada, puedo levantarme e irme ahora mismo y olvidarme de todo esto” le diré que no, si esta aquí es porque va a quedarse, así que no de vueltas y conteste: ¿quiere ser un fantasma o no?-, así termino el discurso desconcertante, los pensamientos se agolparon en su joven cabeza y quiso correr, pero el hecho de no conocer ni tener hacia donde lo desahució y lo decidió, la gente que no tiene nada que perder termina siendo héroe o demonio, no hay mas destinos posibles. Pensó que hasta donde el sabía los fantasmas eran historias para chicos que no tomaban la sopa o no dormían la siesta, eran almas en pena, se arrastraban por ahí y no tenían mas vueltas, esto de que manejaran el universo para evitar la perturbación de la raza humana era un concepto nuevo. La verdad es que en su vida había hecho algo por nadie, eso explicaba la falta de gente a su alrededor, nunca le había importado o al menos eso se hizo creer, así que iba a decir que si, no por lo de “la gran oportunidad”, si por la curiosidad, pero si uno aceptaba ¿que ganaba?, para ser fantasma hay que morir, ¿se quería morir?, ¿tanto tiempo para perder tenia?, aunque de ser fantasma el tiempo no seria un problema, igual, ¿tiempo para que?; ya habían pasado varios minutos de cavilaciones, así que la gordita irrumpió de nuevo: -Sepa que aun no le digo lo mejor. A veces uno va por la calle cuidándose de no caer a un pozo, mirando a ambos lados al cruzar, rogando que la comida no este envenenada, que aquel no nos asalte y nos lastime, etc. Todas cosas que tienen que ver con nuestro miedo a morir, sin embargo si nosotros tuviéramos la certeza de que moriremos cuando queramos y de la forma en que lo deseamos no seria mayor problema; he aquí mi oferta: le regalo su muerte.- Aturdido como cualquiera al oir la palabra muerte, nuestro futuro fantasma se retorció sutilmente en la silla, con vos, mentirosamente, firme dijo:-¿A que se refiere?-, la señora ya menos amable: -Eso querido, eso. Le ofrezco la oportunidad de decidir como y cuando desea morir, a partir de ahí es parte de nosotros para siempre-. Un nuevo escalofrió le subió por la espina el para siempre de un fantasma no era como el de los humanos, era para siempre en serio, con la boca seca atino a decir:-Déjemelo pensar, es una decisión difícil, necesito tiempo-, -Tiempo es lo que me sobra- contesto con magnificencia la señora, retomo – Le doy hasta hoy a la medianoche-, ahora si que con los ojos inmensos entendió que había embargado su destino, ese que creía inexistente y absurdo. Y así sin recordar como estaba de vuelta en la avenida, miro el reloj, eran las 7, ¿Cuándo paso el tiempo?, se dio cuenta que esas preguntas ya no deberían importarle, cruzo al bar, la lluvia caía copiosa y necesitaba algo de calor, se pidió un café y una mesa que diera a la avenida, se desespero y estrujo la gacetilla del circulo de comerciantes, maldijo a la madre teresa y se maldijo así mismo, ahora debía morir, tenia la opción de cuando y como, pero nunca sabría si era la correcta, la vida, o en este caso, la muerte no pueden decidirse en unas horas.
Postergo aquella guerra de nervios para mirar hacia fuera, para apreciar por ultima vez, desde adentro, la vida que hasta ese momento conocia; se dio cuenta de que cada escena formaba parte de un caleidoscopio de circunstancias unidas a veces tan solo por el espacio y el tiempo, se dio cuenta de que dos gotas que nacen identicas mueren convertidas en charco o mancha de sombrero, que cada instante que transcurre es tan ínfimo e importante como un átomo de oxigeno, no se dio cuenta: pero estaba desdoblando su existencia. Salio del bar sin que la lluvia lo mojara, camino lento, todo se habia vuelto dorado, como si viese a traves de un vidrio amarillo, se sintio en paz con el mundo, lo amo profundamente, se sintio pequeño y tan grande que marco sus pasos en el asfalto de plata.
Ya lo habia decidido iba a morir… naciendo. Sin que el supiera como, el asfalto se quebro y dejo salir una luz que lo absorvio, alli fue que los ojos se cerraron y la historia de la tierra desfilo ante sus ojos, se desnudaron las verdades y la calidez de lo que es inmenso mas alla de un dios, lo envolvio, una fuerza semejante a la que se siente en el ojo de una tempestad lo abrumo de truenos y de repente escucho la voz de papel de lija de la regordeta: Asi es el mundo desnudo, has elegido bien, has visto todo lo que podias con los ojos cerrados y el alma abierta, ya nada puede vencerte porque has visto la fuerza, ya nada puede engañarte porque conociste a la verdad y por sobre todo porque de ahora en mas vas a entender el amor. El se sintio feliz como jamas en su vida, fue un niño que no pudo nacer, pero no le negaron el mundo, ahora es el fantasma de la avenida que vaga por las noches recitando versos del amor y los helechos.










Angela

jueves, 20 de noviembre de 2008

Mitades

"Che, la pase bien, buen viaje! Cuidate" y pareciera q ahí se termina todo, q el tiempo que compartieron es nulo. Parece una despedida cualquiera, pero ellos saben que ya no es como siempre, ya no son los mismos. Un "Nos Vemos" con la ilusión de que todo se repita. Un "hablamos" para ir tanteando el terreno. UN par de miradas que sin pedir permiso se animan a decirse mucho mas de lo que ellos no quieren negar: Habrá un "nos vemos"; habrá un "hablamos", trataran de cuidarse de lo que ellos mismos provocan.
Ahora uno de los dos vuelve a la rutina de cursadas, trabajo y deporte; el otro a viajes, cursadas y licencias deportivas por hombros, mismos destinatarios laborales, misma pasión.
Todo sigue igual en el mundo, los colectivos siguen llegando tarde - y mas a las 5 de la mañana- así que un taxi te ayudará a pensar un poco.
Te quedaste solo en la casa de un amigo, las palabras que ya sabias se instalaron agrandando tu ego y no descubrías bien por que, pero todavía algo te provocaba ganas de que no se haya ido.
Parece que el taxi agarró la onda verde de Gaona, así q en 10 minutos estas. La ciudad la vez distinta, la vez mas finita, seguro q es por q te volves chinita cuando sonreís. Hace frió no?, Si,un poco. Como estuvo el laburo hoy? Bien, tranquilo, para ser sábado...Lo memorizas: Sábado, con la intención de auto convencerte que no te vas a acordar que fue un día sábado en el que...
La mejor opción es dormir.Estas cansado y seguro que te va a despertar el celular cuando llegue el mensaje avisando que arribó. Seguís pensando, es tu mejor arte. Algo en vos provocó. No estas seguro del todo si fue la piel, los besos o la espalda. Capaz fue el hecho de encontrar atrás de un título a una mujer que te ofreció placer del fácil, tal vez fue la simpleza con la que te trató, alguna palabra justa...seguís pensando: Algo hizo.
Ya tenés puesto el pijama. Cumpliste con el mensaje, te acostas y ahora todo te cae como ficha justa en cascada completa. Estuviste con él. Te animaste a besarlo, a recorrerlo, a tocarlo, a descubrir su punto mas débil. Si, con él y te siguió escuchando como antes, siguió con su poca coherencia...él.
Aunque estés lejos de casa los colchones son todos buenos cuando estás cansado. Estuviste con ella. Sabes que no va a decir nada pero eso ya no te repercute. Si, ella, la que era nena hace años pero nunca dejaste de pensar en sus tetas, la que te soportó medio loco y te caía muy bien. Si, ella que ya no es la primera vez que te deja pensando, pero no, no puede ser nunca...Ella.

"Che, la pasé bien, buen viaje! Cuida te!" Se quedaron tan limitados de palabras los Señores Vocabularios. Les faltó decirse: Que buena piel q tenemos, nos falto tiempo, me quede con ganas de vos, me encanta tu risa.
Les faltó comentarse que álbum de figuritas no completaron jamás, cual es su miedo mas profundo, por q no se puede volar si tenes un buzo violeta.
Les faltaron encuentros, aunque tengan muchos mas por delante y lo desconozcan. Aunq decidan hoy que esto termino ayer, siempre les va a faltar, por que sin el otro son dos seres inconclusos.


Paulita-



Mi primer Cuento Cortisimo. A ser leido tranquilamente.
ante la menor duda, consulte a su médico o a http://pauuuliitaaa.blogspot.com/

viernes, 17 de octubre de 2008

t a b ú

Mantra de las cuestiones de los cuerpos en mi concepto auditivo. Y es que asi me siento.
- Yo no uso zapatos, soy pobre. Dime que llevas en los pies y te diré si te quiero conocer.
- Viajo en auto, no camino mucho
"A vos te falta gastar mucho los zapatos para venir a hablarme a mi". -Casi se le escapa-
Andar descalzo de pies y cabeza en una argentina tan des-actual. El nene de las estampitas tenía los pies llenos de tierra.
El tren hace ruido a que se va a partir en dos. Las uniones crujen. Las paredes decoradas por seba “tristan suarez manda” seguido de un simbolito que da la idea de pertenecer a un club.
El pibe de la bicicleta marca el pulso de tabú, sin oírlo. Yo ya lo escuché 3 veces seguidas desde que subí al tren. Llamalo fanso si querés.
Un día de viaje con miradas de “me cansé de que llegues tarde”. Y yo me cansé del transporte público. No me cansé de la gente. Me cansé del sistema.
Si te sentás en el tren es porque el anterior vino atrasado y se llevó a toda la gente que viaja en tu horario.
Insoportable el quejido de los fierros me interrumpe el placer del mantra. Quiero leer un libro que me haga inmune al mundo en el que nací. Quiero caminar descalzo y ser bello y dejarme caer entre los yuyos como cuando aprendí a andar en bicicleta.
El tren agarró una curva, y ya me bajo. Las melodías de la guitarra me recuerdan a algún Charlie Parker.
R 4603 mi vagón.


Johann Sebastian Marsopiero, de /skinnocent

si no te gusta como viajas, visitá:
http://viajecomoelorto.blogspot.com/ (entrá y firmá el petitorio)
http://pasajerosdelroca.blogspot.com/

miércoles, 1 de octubre de 2008

Jueguitos sexuales



Lo recuerdo muy bien, yo era una adolescente en la flor de la vida y mi hermanita una niña todavía. El caso es que se apareció en mi habitación con las manos en la espalda, ocultándome algo muy sonrojada. Nunca imagine que su tremenda curiosidad pudiera toparla con semejante objeto. Seguí en lo mío sin prestarle atención, era sábado y me preparaba para salir, contemplando asombrada lo pequeño de mis últimas polleras. Apostada en la puerta del cuarto, Andrea no sabía como preguntarme que era aquello y para que podía servir. Pasaban los minutos y se sonrojaba cada vez más, al punto que me dio pena por su carita de “yo no fui”.

-¿Qué tenes ahí Andy?

-Eh un coso, no se que es – Contesto mirando el piso – Algo que encontré en armario de mamá.

-En el armario de mamá? ¿Y que hacías ahí, chusmeabas como siempre?

-Eh si Lu, ya se que no tengo que revisar, pero te juro que es la ultima vez – Mientras hablaba se balanceaba con sus piececitos de atrás para delante, ocultando con celo su hallazgo misterioso.

-Bueno mientras no se entere mami, por mí hace lo que quieras. Ahora mostrame que encontraste.

-No Lu, así no porque me da vergüenza. ¡Cerra los ojos!

Le seguí el juego, ni siquiera pensé en espiarla porque realmente ya estaba intrigada. Escucho sus pasitos vacilantes hasta la cama, luego los mismos pasos que se van corriendo. Cuando lo veo me quedo muda, un remolino de emociones arremete mi cuerpo sin dejarme pensar. Andrea puede no saber que es aquello, pero para mi esta muy claro. No se que hacer, actúo por instinto, me dejo llevar por las ocurrencias.

-Andy volve dale, no pasa nada… - La veo asomarse lentamente sobre el marco de la puerta- Dale no seas bobi que no pasa nada. No tenes porque asustarte- En ese momento dude por instante si decirle la verdad o no, y muy decidida le dije: - Mira Andy, no voy a mentirte y aunque todavía sos muy chica me parece bien que lo sepas… Esto que encontraste es un vibrador y tiene una única función – Su carita era el reflejo mismo de la intriga – Para lo único que sirve es para dar placer. ¿Queres saber como se hace? – Y si mi pregunta resulto atrevida, la respuesta que obtuve a cambio fue peor…

-Me parece que ya se como es Lu –

-¿Pero no me dijiste que no sabías lo que era?

-No sabia como se llama, pero vi a mami usarlo muchas veces.

-¡Ey eso no se hace! No se espía a los demás – y con su carita realizo el mas tierno pucherito jamás visto - ¿sabes bien como funciona?

-¡Se enciende de ahí mira! – respondió entusiasmada. Y quitándomelo de las manos lo hizo vibrar alegremente.

Esto en mi cabeza provoco una especie de cortocircuito. Estaba mal, muy mal que mi hermanita menor encendiera un vibrador. Pero a su vez, mi cuerpo se encendió también, una llama que inicio en mis pechos y bajo hasta mi entrepierna. La pasión pudo más que la razón y con voz grave ordene a mi hermanita meterse en mi cama. Apague la luz, quedando solo las penumbras de la calle. Cada tanto pasaba un auto y las sombras se extendían llendo de un extremo al otro del cuarto. El vibrador continuaba encendido y su ruidito acariciaba mis oídos. Con la excusa de que estaba vistiéndome para salir, me metí bajo las sabanas en ropa interior.

-Muy bien Andy, mamá nunca se va a enterar de tus espionajes y lo que encontraste, pero quiero que me muestres como funciona el vibrador. Yo no tengo idea de cómo se hace… - y pervirtiendo su inocencia para siempre, me recosté boca arriba rodeándola con un brazo, acariciando su rostro rojizo de vergüenza.

-Eh, mmm bueno Lu – titubeaba, no sabía como empezar, tenia miedo, lo que me excitaba todavía más.

-Quiero que hagas tal cual como viste que hace mami, sin miedos –

Y dándole un beso en los labios muy suavemente, la deje en total libertad de acción. Su manito libre busco debajo de la colcha mi muslo, contorneo lentamente la cara interior del mismo, mi excitación no tenia limites y ella, aun con su corta edad, parecía notarlo porque dibujaba caricias ardientes desde la altura de mis rodillas hasta mi ombligo, llendo y viniendo, rozando su piel con la mía. Un golpe de luz me mostró su carita sonriente, el gesto contenía tal grado de perversión que me asusto y éxito a su vez. Lance un gemido inaudible, y rápidamente Andy deslizo el vibrador por mi abdomen hasta llegar a mi pubis. Mi cuerpo tembló entero mientras Andy apoyaba la punta del aparato en mi clítoris. La constante vibración producía unas cosquillas placenteras que enardecían mi desesperación, mis pasiones e instintos. Con sus deditos pequeños mi hermanita levanto y corrió hacia un costado mi bombacha, la palma de su mano calzaba justo en mi sexo. Me masajeaba lentamente y de a poco, centímetro a centímetro interno el vibrador en mi interior. Enlace sus cabellos entre mis dedos y tomada de la nuca como la tenia, la obligue a lamerme. Metiendo, sacando y lamiéndome de esa forma, mi hermanita paso a convertirse en dueña de mi lujuria, acelerando el ritmo de su penetración, enjuagando su lengua en mis fluidos. El clímax no pudo controlarlo y llego entre gemidos delirantes. Sin sacármelo todavía, lo apago para retirarlo despacio. Mi placer tuvo un último pico de locura con eso y creí reventar. Andy se asomo debajo de las sabanas sudando, chupo entre sus dedos y se acostó a mi lado. Quedamos jadeando las dos, mirando el techo, sonriendo y excitadas. Hicimos un pacto que continua intachable, prometimos cuidar nuestro secreto de por vida, prometimos perfeccionar nuestros jueguitos sexuales, sacarnos todas las dudas, cuidarnos por siempre. Entonces la abrase por la espalda tiernamente, y empecé a desnudarla, lentamente.


morizze

y.