viernes, 18 de julio de 2008

(...)!

Ella se miraba en el espejo, pero era un espejo de barro. Veía en su cara un pantano y árboles apesadumbrados sin intenciones de morirse ni nada por el estilo. Sólo contemplaba su cara que de repente era un parque de diversiones donde atendían su dentista, su manicura y su depiladora. Ella los saludaba afectuosamente y discutía con su hermano (que era parecido a un cuervo) sobre las andanzas de Patoruzú, las correrías de Patoruzito y los discos vinilos de su abuelo, que yacía en algún cementerio indio y que a los gritos le señalaba algo incomprensible para todos, pero ella sonreía porque entendía, entendía por qué su tía y su abuela se besaban apasionadamente en el jardín de infantes del beduino vende-baratijas y regaban los departamentos con leche en polvo y nata; sí, nata por todos lados! Lluvia de nata!, que le hacía recordar cuando era niñita y se tapaba totalmente con las frazadas fosforescentes porque advertía la presencia de dios que la espiaba; pero dios estaba representado como una enorme navaja con sombrero, con la cabeza de una mascota que ella lloró pero nunca tuvo, con el torso peludo de su padre y el sexo de su mejor amiga de la adolescencia. Al fin suspiró cuando los camellos la llevaron a la ferretería a comprar un minicomponente; a los camellos mucho no les importaba que ella fuera desnuda y con una solemne metralleta que luego se convertía en pasto, después en rocas, en bicicletas y finalmente en racimos de uvas devorados por su mascota que nunca tuvo pero que compró ayer para su bisabuela ya muerta por tercera vez. El vendedor de ropa la abrazaba y la consolaba, diciéndole que las ventanas finalmente cerrarían, que la ropa se podría lavar, y que su guitarra estaba bien, sólo era cuestión de tiempo; pero la guitarra ya estaba en Hungría junto con sus compañeritos de grado, y ella tenía que dar la lección sobre la invisibilidad de los peones del ajedrez, que la perseguían ferozmente y la alcanzaban….la alcanzaban, no podía correr más rápido..cuando la alcanzaron, tampoco podía luchar, estaba totalmente paralizada, quizás por ese murciélago que tomaba mate en la televisión de una casa en la que no estuvo jamás; ese murciélago que le recriminaba la muerte de sus hijos esa noche. Pero ella estaba demasiado húmeda y excitada como para pensar en unicornios y constelaciones. Sólo deseaba que el cuervo la penetrase de una vez por todas, y rápido!, porque llegaba tarde a su trabajo y se sentía cansada y deprimida porque el avión estaría, como siempre, con todos los asientos ocupados y era incómodo el compartimiento de equipajes; Desesperada, iba al baño del micro a maquillarse, y vió en el espejo su cara dormida y la figura de barro de la mascota que nunca lloró pero que siempre tuvo por suerte…


Milton

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Antes que (...)! mas bien esto (???) asi son los ueños no? un bardo total... pero para que esta el psicoanalisis!


Besote mon flashero miltonette!


PD:
Esta seguro que no tomo acido nunca nunca no?

Anónimo dijo...

Hacía mucho que un texto no me atrapaba tanto.
Admirable, tio.

(nota, los raviolones hacen mal.
nota 2, los raviolones hacen peor si los comés escuchando waka-jawaka)

los amo marsopas.