domingo, 29 de junio de 2008

Entre las ramas del tilo


El guerrero se sentó sobre la superficie lisa de la piedra y soltó un leve gruñido que disimulaba un quejido de dolor. Dejó el pesado bolso a un lado y se quitó con algún esfuerzo las calurosas botas de cuero para poder disfrutar de la suavidad y la frescura del pasto en las plantas desnudas de sus pies. A su espalda, a unos pasos de la roca, se alzaba un tilo de gran tamaño cuyas ramas más bajas se inclinaban hasta tocar el suelo. Era el único árbol en la inmensidad de la llanura. Lo había encontrado años atrás, cuando recorría ese territorio estéril donde ningún ser vivo podía resistir mucho tiempo. Un último sobreviviente desafiando la cruel y desolada extensión de aquel desierto verde, al menos así lo entendió él. Y en el momento que lo vio supo que era allí donde debía completar la etapa final de su trabajo, lo supo sin sorpresa ni emoción de ningún tipo, sino como quien sabe que debe beber para calmar la sed. Ahora, sentado a su sombra como tantas veces desde entonces, se sentía agotado.
Tomó un sorbo de agua para aplacar el mal sabor de boca que le había dejado la carne del pájaro muerto y concluyó que el contenido de la cantimplora no le duraría mucho más. Suponía que el ave había fallecido de inanición tratando de atravesar la llanura, y toparse con el cadáver antes de que empezara a descomponerse había sido una suerte porque sus nutrientes le permitirían aguantar más tiempo. Sin embargo, el alimento era una cuestión secundaria, pues podía sobrevivir durante semanas sin comer. Pero la falta de agua afectaba gravemente a su organismo. Las otras seis cantimploras estaban vacías y, a menos que lloviera, pronto tendría que someter su cuerpo a un nuevo período de inactividad y conservación de la energía vital. Lo había hecho en una o dos ocasiones de extrema necesidad pero ello le había costado la victoria en las batallas subsiguientes, y ya no podía permitirse la derrota. Él era un Disparaletras, uno de los dos que quedaban, y si alguno cedía significaría el fin. Los demás habían muerto o ya no eran útiles porque simplemente habían dejado de Recibir, lo cual sucedía con mucha más frecuencia desde hacía varios años.
Desplazó la mano derecha hacia el lado izquierdo de la cintura y sus dedos se cerraron sobre el arma. Era pequeña y liviana, y al tocarla parecía latir, cambiar de forma y fundirse hasta convertirse en una extensión de su brazo. La sostuvo en alto, admirando los destellos que los rayos de sol le arrancaban al metal al colarse entre las hojas del árbol. Recorrió la fría superficie de plata con la yema del pulgar izquierdo, deteniéndose en cada una de las muescas grabadas con maestría por alguien o algo superior. Esa serie de incisiones extrañas y poco profundas representaba los caracteres de un idioma extinto, del cual no quedaba ningún otro rastro que las inscripciones en las armas de los guerreros. Los signos resplandecieron respondiendo a su tacto y, como siempre, las palabras se tradujeron en su mente a una lengua que conocía y que le era propia: Di la Verdad, rezaban. Creía que la frase debía ser la misma en todas y cada una de las lapiceras destinadas a los hombres como él, al fin y al cabo era la ley principal. Un Disparaletras podía desertar, también podía negarse a escribir o tratar de ignorar lo que recibía, incluso tenía permitido destruir su lapicera, pero bajo ninguna circunstancia le era dado alterar la Verdad o creerse capaz de inventarla. Durante la mayor parte de su vida no había comprendido esa estúpida prohibición, y la había odiado con cada centímetro de su ser. Había narrado la curación de millones de enfermos pero nunca la cicatrización de una de sus propias heridas, las historias de amor de los últimos dos siglos se habían desarrollado al ritmo de su caligrafía y, sin embargo, en ese tiempo jamás describió a una mujer a la que pudiese amar; el suave movimiento de su lapicera sobre el papel había producido la salvación de pueblos enteros, aunque ni un solo milagro para resucitar a uno de los amigos perdidos. Ahora, cuando muchas de las cosas que fueron alguna vez y la mayoría de las que eran habían sido escritas por su mano, seguía sin entender esa ley, aunque ya no la odiaba, había terminado aceptándola. Observó las seis cantimploras vacías alineadas delante suyo con las tapas colgando a un lado por si acaso y pensó en lo fácil que sería componer una simple tormenta. Nubes, relámpagos, rayos, truenos, y agua, muchísima agua. Una palabra tras otra, encadenándose y fundiéndose en una armonía precisa; una danza de la lluvia sin cánticos, gritos ni tambores. Si tiene que llover lloverá, y sino ya veremos, pensó.
Un soplo de viento se levantó desde el sur, tal como lo había anotado la noche anterior, le acarició el rostro y el cabello y fue a internarse entre los recovecos del árbol a su espalda interrumpiendo el silencio sepulcral de la llanura. El sonido le hizo desear de nuevo poder irse de allí. Aquel desierto verde no significaba ningún impedimento para él, pero el tilo era su vigésima sexta torre de recepción y abandonarlo equivalía a pasar un tiempo indefinido sin escribir hasta encontrar la próxima. Las consecuencias serían catastróficas. No tenía una idea exacta de cuánto terreno habían perdido en los últimos años a manos de la inexistencia. De esa vacuidad inexorable que era como ácido, corroyendo la materia, el espacio y hasta el tiempo, dejando una nada, un blanco perpetuo imposible de rellenar. Pero sabía que a duras penas conseguía sostener una cuarta parte de la realidad por sí mismo.
Lo habían catalogado como prodigio al encontrar su primera torre teniendo apenas diecisiete años. Aquello había sucedido mucho tiempo atrás, demasiado para llevar la cuenta, como en otra vida. Sin embargo, el recuerdo permanecía intacto. Había ido en busca de leña para la fogata mientras sus primos armaban la tienda. Él era el mayor y el que mejor conocía el bosque, y, por lo tanto, el único que podía alejarse del lugar de acampada sin compañía. Pero esa vez se internó entre los árboles más lejos que de costumbre y terminó en aquel claro frente a un viejo galpón abandonado. Apenas un pequeño puesto de descanso para los cazadores, del que ya nadie se acordaba. La luz se colaba por los múltiples agujeros y rendijas abiertas en los tablones de madera que formaban las paredes. Por lo cual, a pesar de que la única ventana estaba cubierta de tierra, el interior quedaba lo suficientemente iluminado como para permitirle echar un vistazo.
A su derecha, sobre una estantería mugrienta se veían unas cuantas latas de conservas vencidas y un par de cajas de municiones para escopeta sin abrir. Dos sillas desvencijadas y una mesita completaban el mobiliario. A los pies de ésta, rodeado de restos de pan enmohecido y colillas de cigarrillo, descansaba un trapo verde y raído que parecía haber servido de mantel. Decidió que aquel lugar era decepcionante y cuando dio media vuelta para salir distinguió algo que asomaba bajo la pila de pieles de la esquina izquierda, la cual había quedado casi totalmente oculta por el ángulo de la puerta. El olor a humedad que despedían las pieles era insoportable, las movió sólo lo necesario para sacar el objeto y luego fue a sentarse en el centro del cobertizo. Era una caja de acero carcomida por el óxido. Quitó la tapa con cuidado y vio las armas que lo acompañarían el resto de su vida: el bolso y la lapicera. El primero parecía común y corriente, sin embargo la lapicera ejercía una atracción inevitable, como los ojos de una serpiente justo antes de atacar. La sujetó con firmeza y en ese momento todo lo demás se difuminó casi hasta desaparecer. La sangre le pulsaba frenéticamente en las sienes y le costaba respirar. Sintió como se le erizaba cada vello del cuerpo y el sudor comenzaba a chorrear a través de sus poros. Un fuerte escalofrío le recorrió la columna. Los ojos se le anegaron en lágrimas, dejó escapar un hilo de sangre por la nariz y se desmayó. Los Disparaletras habían bautizado aquello “El Renacimiento”: un trance en el que se recalibraban los sentidos del nuevo guerrero para permitirle percibir lo que hasta entonces le estaba prohibido, dejándolo preparado para iniciar su nueva misión.
Veinte minutos después recobró el sentido con la cabeza a punto de estallarle y muchas ganas de vomitar. Había caído de espaldas y al abrir los ojos pudo contemplar una de las imágenes más bellas que vería en su vida. Cientos de telarañas de distinto tamaño se agrupaban, se fusionaban y superponían formando un espeso tejido de hilos de diamante que tapaba por completo el cielo raso. Lo más extraño, y lo mejor, era que parecían estar deshabitadas. Mientras observaba fascinado las hebras comenzaron a vibrar y emitir destellos alternadamente. Primero una, después otra, una tercera, y así; siguiendo un orden secreto que continuaría en ciclos eternos. Entonces empezó a Recibir. El flujo de información invadió sus neuronas estableciendo billones de conexiones sinápticas. A través de sus sentidos se desbordaron las imágenes, los sonidos, los gustos, las texturas y los olores de todo lo que era y lo que sería. Casi enseguida supo lo que tenía que hacer, su tarea era relatar el Universo. Décadas después se había convertido en una leyenda viviente al superar la quincena de torres cuando un Disparaletras normal no pasaba de las once o doce. Quizás ya me consideren un Dios, pensó con ironía.
Apartó la idea de buscar un lugar mejor y se recostó en el pasto con la cabeza apoyada en el bolso, disponiéndose a reponer sus fuerzas hasta que el sol se ocultara. Trabajar en uno u otro momento del día no afectaba en nada su desempeño pero siempre se había sentido atraído por la noche, creía que cuando la luz del día menguaba la magia del mundo dejaba de ocultarse y las cosas comenzaban a manifestarse en sus formas reales.
Durmió profundamente durante ocho horas. Al despertar la luna aún estaba cerca del suelo. Aprovechó unos escasos segundos para desperezarse y notó que seguía agotado. No se extrañó, llevaba tres semanas extendiendo sus jornadas de trabajo de diez horas diarias a dieciséis. Estaban perdiendo ante la vacuidad que crecía con celeridad; no obstante, mientras siguiera recibiendo y tuviera fuerzas para continuar tenían una oportunidad, una posibilidad ínfima para ser honestos. Una estrella fugaz cruzó de pronto el cielo claro tomándolo por sorpresa, y no pudo reprimir un esbozo de sonrisa que reflejaba una mezcla de amargura y orgullo. El gesto fue breve y hermoso, repleto de esa belleza triste que resulta tan devastadora al manifestarse en una expresión que se supone debe representar alegría. Aquel cuerpo celeste, al igual que el ave muerta que le había servido de desayuno, eran pruebas inequívocas de que su colega, el otro de los dos últimos Disparaletras, no sólo hacía lo que debía sino que se esforzaba mucho más de lo que se le podía pedir. Consiguió incorporarse con cierta dificultad, el dolor de la cintura empeoraba cada semana. Bostezó y luego se internó entre las ramas del tilo: el descanso había terminado.
Allí la oscuridad era más espesa, sin embargo eso no significaba un problema. Se sentó con las piernas cruzadas y la espalda recta rozando el tronco, evitando usarlo de respaldo, con el bolso abierto ubicado justo delante, donde pudiese alcanzarlo sin cambiar de postura. En un tiempo lo había atormentado la duda de qué pasaría si un día metía la mano y descubría que ya no tenía papel, pero por suerte eso nunca había sucedido. Esta vez no fue la excepción. Rebuscó en el bolso, sacó una hoja y la lapicera comenzó a resplandecer con un brillo tenue que fue ganando intensidad hasta que la copa del árbol quedó completamente iluminada. Aunque era potente, la luz que emitía no dañaba ni molestaba la vista aún cuando se la mirase fijamente. De todos modos, cerró los ojos y se concentró en el ritmo de su respiración para despejar la mente de cualquier pensamiento.
Todo era parte de la preparación, del viejo ritual. Así lo había hecho la primera vez, y así lo seguiría haciendo mientras le fuese necesario. Algunos lo habrían tildado de supersticioso u obsesivo, para él aquello era tan natural y esencial como cualquier otro elemento de la batalla. Al cabo de unos minutos la escena del galpón abandonado se repitió tal como venía sucediendo desde entonces, sólo que esta vez no eran los hilos de las telarañas lo que vibraba y emitía destellos, sino las hojas y las ramas del árbol. Sin embargo, algo andaba mal. Los destellos eran muy esporádicos y difíciles de percibir, y pronto cesó la vibración. Eso era inusual, de hecho no podía recordar ninguna situación parecida. Supuso que se debía a una falta de concentración causada por su estado físico. Aspiró saboreando el aroma del tilo, exhalando con lentitud, enfocando su atención en el recorrido del aire. Repitió el proceso varias veces pero no sucedió nada.
Afuera de su acogedor refugio la luna iba ganando terreno. Tenía que escribir, necesitaba escribir. De lo contrario las cosas se complicarían demasiado. Tal vez estaba un poco tenso. Se frotó las sienes aplicando la presión suficiente como para sentir un leve dolor que enseguida se convertiría en un alivio reconfortante. A continuación comenzó una serie de movimientos con la cabeza que le ayudaban a distenderse, y por último se sonó los nudillos de ambas manos. Con eso bastaría. Retomó su rutina respiratoria esforzándose al máximo para no distraerse. Durante dos horas permaneció inmóvil, con los ojos cerrados clavados en la hoja en blanco, esperando. En la llanura el viento corría libre de obstáculos y cada vez con mayor violencia. De pronto sus labios se crisparon en una mueca de fastidio, se levantó y estuvo a punto de quebrarse los dedos al lanzar un brusco izquierdazo que arrancó un pedazo de corteza. Sabía que había una sola explicación para lo que estaba pasando, y por muchas excusas que inventase no podría huir de ella. Estaba dejando de Recibir. Aún así se negaba a aceptarlo, si lo hacía, todo por lo que había luchado se derrumbaría delante suyo. Decidió que lo mejor era permitirse una pausa, tratar de serenarse y volver a intentarlo.
Sentado nuevamente en la roca contemplaba las estrellas. Varias de ellas habían surgido de su puño y letra, y personalmente creía que conformaban la más bella de sus obras. Dedicó un largo rato al viejo juego de identificarlas. Era un pasatiempo del que había disfrutado desde pequeño y ahora cumplía bien su papel como distracción. No obstante, después de nombrar alrededor de doce o trece docenas se dio por vencido, su memoria ya no era tan buena. Aunque por el momento ese era un problema menor. Se quitó los anteojos para poder apartar las molestas legañas. Pronto amanecería. Todavía no estaba listo, pero seguir retrasándolo era una pérdida de tiempo. Además parecía más una cobardía que cualquier otra cosa. Antes de devolver las gafas a su sitio las limpió de manera automática con un faldón de la camisa que alguna vez había sido blanca.
Regresó a su puesto y recreó el rito. La mañana siguiente lo encontró en la misma posición, y al caer la noche aún no se había movido. Un día más tarde estaba al límite de sus energías, pero se rehusaba a perder las esperanzas. Al cuarto atardecer las lágrimas abrieron surcos en la tierra que le cubría las mejillas y mancharon el pedazo de papel que sostenía sobre las piernas. En su mente no se formó ni una sola oración.



Leandro - Ciudad Cronopio

sábado, 28 de junio de 2008

Selección de pasajes de un diario hallado en la papelera de reciclaje

...no sé que pudo haber ocurrido antes, sólo recuerdo estar de pie a un lado de la Plaza Central y al instante sentir un impulso irrefrenable que me llevaba a buscar comida. Me acerqué al rebaño de gacelas y arrojé la lanza hacia la más cercana de ellas (ahora que me percato, no sé como llegó el arma a mis manos). Se acercaron otras personas y se dedicaron a tomar la carne del animal que logré tumbar. Quizá haya sido por la extraña situación de no recordar nada de ninguna cosa pero aquel grupo me pareció compuesto por clones, sujetos exactamente iguales uno al otro, la misma contextura física, el rostro inerte y el trapo azul atado a la cintura, tal como yo...

...hoy me pasé todo el día recogiendo madera, talando un árbol tras otro sin descanso. En realidad la situación no es nueva: cuando no es oficiar de leñador es ir a juntar bayas o trabajar en las granjas, JAMÁS tengo un momento de ocio. Al menos el pueblo es tranquilo y la vista es agradable. Las casitas mezclándose hacia el Norte con algunas granjas, el robusto cuartel al Sur de la Plaza Central que junto a las murallas brindan un agradable sensación de seguridad, los barcos que se acercan al muelle con redes cargadas de peces y acercan un sonido de mar que refresca el ánimo. Me gusta cuando me envían a pescar en la playa...

...¿Alguien ha visto alguna vez al líder? Si el trabajo no fuera tan organizado juraría que no existe. Los sacerdotes tan sólo rodean el templo, no imparten órdenes de ningún tipo. Tampoco se ve nada que asemeje a mandato desde el cuartel, sólo soldados aburridos con sus espadas y alguno que otro con hacha, pero nadie impartiendo órdenes. Es como si lo supiera de antemano, un momento estás talando un arból y apenas un instante después tenés una canasta en la mano y te vas a recolectar comida...

...Al parecer unos exploradores encontraron una mina de oro lejos hacia el sur. Si bien para el líder la noticia es alentadora hay que lamentar que de la expedición sólo regresaron tres hombres, gravemente heridos para empeorar las cosas...

...el trabajo en la mina es cada vez más pesado, muy parecido al que se hacía en la cantera de piedra. Si bien están para protegernos, no me gusta nada la presencia de esos arqueros. ¿Por qué tenemos que necesitar una escolta? Para colmo lo único que hacen es estar parados ahí todo el día mirando de un lado para el otro, podrían al menos darnos una mano...

...los envidiaba, nunca debí hacerlo. A partir de ahora aprenderé a callarme. Si no hubiera sido por esos arqueros que nos dieron tiempo de escapar seguramente estaría muerto, tan muerto como ellos lo están ahora. Todavía tengo en la cabeza sus gritos, tan desgarradores que lastimaba el escucharlos, y aún más saber que esos gritos eran producto de protegerme. Empiezo a entender que todos cumplimos un rol distinto, y agradezco realmente que me haya tocado ser un trabajador y al menos conservar la vida. Lo que no entiendo es ¿qué perseguían esas personas vestidas de rojo? ¿Porqué atacaron con tanta furia? ¿Serían los mismos que agredieron al grupo de exploradores a caballo?...

...horrible, repugnante, vomitivo. Las casas ardiendo como si fuera el fin del mundo, los soldados desparramados por el piso aún empuñando sus espadas, los sacerdotes que no dan abasto en curar gente y las catapultas escupiendo con furia sobre el pueblo convirtiendo nuestro sueño en un mar de rojo, azul y más rojo...

"Memorias de un aldeano del Age of Empires" (Selección de fragmentos)

viernes, 27 de junio de 2008

Por dejarlo escrito

A piazzola
Ráfagas
de algo,
el lenguaje es claro pero requiere haber estado ahí en el momento exacto.
De repente uno se encuentra con otros matices de lo mismo,

pero que están diciendo otra cosa;

es a mi entender la forma justa de hacerlo saber,

disfrutar primero luego explayarse.

La vista cambia como así también lo que se dijo.

A mi amada
Solo pudo decir que no te diré una cosa por otra,

ni ocultaré lo que existió un día domingo dentro mio.

El fresco recuerdo no ha sabido ser olvidado;

las melodías de quien a sabido entender a este mundo.

Me emociona sentir como el destino nos llevó ahí...
decires
de alguien con una sensibilidad poco común.
Recorrer el mundo con la mente es el comienzo.

Caminar sin llegar, pero sin perderse en el tiempo.

Sin más que mostrar mi verdad
Acordes creados por uno mismo
Tierras y ocres del universo

La rima de un corto poema

Podría rozar lo abstracto con mi descripción, sería mas fácil.
Me es sinceramente inevitable analizar minuciosamente las diferencias.
Tragedia y un golpe de suerte en cada razón;
ideas descabelladas surgidas en el hoy.

Este es mas bien el momento de soñar despierto.

Ahora
Letras y notas,

un aroma y lo tibio.

El destello, más tarde un trueno
y el cielo repleto de estrellas, lunas

y un reflejo tardío del sol.

La cascada, un universo.

Viajar, las ganas y lo nuevo;
un error olvidado.

La más bella sensación.

La noche y un recuerdo.

...

Al final pude encontrar a esa persona que tanto necesitaba para ser feliz.
Y supe lo que era estar enamorado. Encontré algo en tus ojos que me inspiraba a ser poeta, en tus palabras un lugar donde podía descansar mi mente y por primera vez un perfume que recordaba constantemente en tu ausencia. Y fue pasando el tiempo y la poesía se transformó en caricias, besos y abrazos llenos de prosa. Y tus consejos fueron escuchados, y empecé a cambiar, encontrarme, creer un poco en mi y a mirar hacia delante.

Descubrí que me estaba empezando a gustar todo de vos, la suavidad de tu piel, la ternura de tus caricias, el amor en los abrazos, los besos más hermosos, y esos ojos que me dicen que te importo y cuan felices vamos a ser juntos. Me pregunto si habrás nacido tan hermosa para mi.

...

Fue encontrar al fin eso que necesitaba para encontrarme, para poder ver mi rostro reflejado y reconocer a ese extraño. Entender o permitirme creer que hay colores nuevos por descubrir. Mirar tus ojos y contemplar. La mente tranquila, la ternura que me atraviesa. Una amalgama inevitable de risas que tiñen mi interior, florecen lo verdadero en mi.
La fragancia desconocida para mi hasta hoy.


jueves, 26 de junio de 2008

Nomeolvides




"Por que el amor no se lo abandona en ningún juego, aunque se lo haya de arriesgar a la vida o la muerte"


(Leopoldo Marechal)




Tan difícil no debe ser, pero lo es. Como cuando empezamos el amor, luego de dar con el primer escalón, se empieza con la semiótica, todo lo tocado empieza su segundo bautismo.Una luna, un árbol, ciertas músicas, en ausencia de la persona amada son los orígenes de la soledad, de la tristeza.Pero esto que parece un error, que es ofrecer los gustos -reservados para uno- es el alimento del amor.Después del adiós, no aceptado, aceptado, quedan todos los gustos tatuados con su nombre, cada roce con ellos hace doler, y abre una cicatriz que parecía sanada o en principio de hacerlo.Uno queda en silencio, sin entretenimientos a gusto y "piachere" (se que esto no es italiano), es por eso que es indispensable cambiar para vivir, cambiar el estado de quietud a cierta movilidad.No es casual que el abandonado empiece a consumir cuestiones que antes en el amor no lo demandaban. El que queda se pierde.Y juega a los "talvezes":Tal vez perderse sea la manera de encontrarse.Laiseca digo en un entrevista algo hermoso:"Sabe por que no conviene abandonar o ser abandonado?,Por que la eternidad es demasiado larga para transitarla en soledad"
Romina Alejandra/ inop0rtuna

Bailarina Solitaria


Una noche cualquiera. Un pub elegido al azar. Dentro de él, decenas de personas diferentes. Hombres, mujeres, morochos, rubias, altas, bajas, con pantalón, con pollera, de ojos azules, de ojos castaños, con pelo largo, con pelo corto. Para mi son todos seres anónimos, desconocidos. Pero hay alguien que se distingue de toda esa muchedumbre. El contorno de su cuerpo forma un marco perfecto que distingue la pintura de su figura del resto del gentío, transformándolo en la pared que la rodea. Decido ubicarme a una distancia prudencial para poder contemplar, disfrutar y observarla en toda su magnitud.

Ella simplemente se me apareció. Los ojos no me engañaron: por más preparado que yo estuviese para ese momento, me asaltó una inquietdu indefinible que no conseguí dominar. Tuve la sensación de quien se eleva y cae. Estaba sola; y no puedo recordar de que forma estaba vestida, a pesar de tener presente su imagen. Estaba sola y parecía estar sola con sus pesamientos, no consigo misma. Había en ella una paz tranquila y una sombra de nostalgia iluminaba su rostro. Me pareció tan liviana que imaginé que podría levantarla con sólo una mirada.

¿Existe acaso algún espectáculo más bello que observar danzar de manera perfecta a una linda y simpática mujer? No sé exactamente si mis ojos se posaron en ella o si ella en mis ojos, lo cierto es que ahí estoy yo, absorto observando sus movimientos hipnóticos. No es sólo su única belleza la que me hace permanecer allí hechizado. Es el conjunto. Se mueve delante de mis ojos una figura de ensueño, en que todos aquellos seres femeninos se confunden.

Si existe algún reglamento de cómo bailar excelente, ella lo cumple al pie de la letra. Todos sus movimientos parecen calculados matemáticamente, cada desplazamiento de su cuerpo va exactamente acompañando a la música. Su largo cabello negro surca el aire de un lado al otro, la cabeza se mueve como un péndulo, sus brazos suben, bajan, mientras quiebra la cintura de un lado hacia el otro. Parece tener el diablo en el cuerpo. Las piernas ensayan cientos de pasos diferentes y sus pies se deslizan de un lado hacia el otro. Y yo contemplándola. Sé que no soy su único espectador, pero me creo la falsa ilusión de que ella baila solamente para mi y que yo soy su único voyeur. Ella no mira nada y por eso cree que nadie la mira. Y la sigo de lejos, devorándola con los ojos. Es mi odalisca de cintura mágica y caderas calientes. Mientras la miro, la disfruto. Me sorprendo luego de un rato con una sonrisa en mis labios.

Luego de un momento parece cansarse y se sienta. Soy invadido de una inmediata ira egoísta, maldiciendo que hubiera terminado así, unilateralmente, tan hermoso espectáculo. Pero como todo acto irracional, dura sólo uno segundos. Es estúpido enojarme con la mujer que había llenado de belleza mis ojos durante todo ese tiempo. Así que decido volver a perder la vista en esa pared de gente desconocida, sin identidad hasta que la pintura volviera a exhibirse. Sinceramente no sé cuanto tiempo habrá pasado, pero para mi fue eterno. De repente, cual Lucero en una noche cerrada, ahí está ella bailando otra vez. Ahora sus movimientos son anárquicos, la música corre por sus venas, ebulle un cuerpo endemoniado. Canta las canciones, las conoce. Por un momento la tengo frente a mi con su hermosa sonrisa a flor de labios. Finjo creer que el destinatario de ese gesto de felicidad soy yo. Internamente no deseo ni cruzar miradas, ni mucho menos acercarme a hablarle para agradecerle tan hermoso momento. Tengo temor de que se sienta por demás observada, se cohíba y su baile se vuelva automático, humano.

Ahora se sube a una silla para continuar danzando. ¡Como si necesitara subirse a un altar para distinguirse del resto de los mortales! Pero el malo de la película tiene un cartelito en su pecho que dice “seguridad” y termina rápido con el espectáculo. La devuelve al piso. Lo maldigo. Ella no se inmuta y sigue saltando, moviendo la cintura, los brazos, en fin, cada centímetro de su cuerpo pulido a mano, al compás de la música.

No sé su nombre, seguramente será descendiente de Apolo, el dios de la danza, ni de donde es, que estudia, o donde trabaja. Quizás sea abogada, médica, profesora. Lo desconozco. Lo que si sé, es que esta noche ella fue una musa inspiradora. Y para mí, es más que suficiente.


¡Que hermoso es sentirnos enamorados, y que extraño es saberlo! Ahí radica la diferencia....


SparklingDarkEyes

martes, 24 de junio de 2008





Saquemos cuentas


dale..
busquemos la sombra
de ese árbol, ese mirá.....
el de las ramas caprichosas
que forman un nido para los pájaros

sentate conmigo, acá
en este pastito suave y húmedo
saquemos cuentas...
sumemos las risas y tus te quiero,
podemos restarles algún enojo,
algunos celos por la chica esa de la estación
que miraba tu pelo...
(no.. no me olvido)
la raíz cuadrada del largo de tus pestañas
multiplicada por la circunferencia de mi boca,
quizás algún interes simple de
nuestros egoísmos,
y elevamos al cubo las ganas
de leernos cada noche un capítulo de Rayuela
antes de dormirnos...
a ver... cúanto te dió?
no me digas...
guarda el secreto,
yo sabía que querernos no es tan perfecto
ni exacto como la matemática.....






Lola

domingo, 22 de junio de 2008

Atrapado


Se levantó de la silla y se asomó a la ventana para ver la ubicación del sol y así poder adivinar la hora. Probablemente eran las cuatro de la tarde. Hacía ya varias horas que había estado encerrado en esa pequeña y poco iluminada habitación, escudriñando su memoria en busca de inspiración. Estaba atrapado. Cerró la cortina y volvió a sentarse en la única silla del cuarto y mientras se hamacaba volvía a hundirse en sus pensamientos.

El autor del libro que está por escribirse aún no encuentra algo que desencadene el proceso creativo. No sabe sobre qué escribir. No tiene historia. No tiene nada más que un escritorio desordenado, hojas esparcidas por todo el cuarto, biromes de color azul y negro en un portalápices, una computadora portátil, un cenicero que rebalsa de cigarrillos aplastados y ceniza, una taza de café, y la silla en la que se encuentra sentado.

Historias poco interesantes, personajes sin personalidad, oraciones sin significado y párrafos desordenados le manchaban las ocurrencias y lo mareaban al punto tal que se desorientaba y volvía al principio: la nada.
Se concentraba en su entorno en busca de una señal que le revolucionara sus pensamientos. Ya había recorrido todas las ciudades del mapa de humedad que era el techo. Se había imaginado su gente, había visitado todos sus ríos y conocía a la perfección sus lugares más ocultos y misteriosos. Pero, aún así, no hallaba nada que dispare su imaginación. Cuando creía encontrar su musa, algo lo distraía y la perdía de vista. Esta situación realmente lo malhumoraba. Estaba cansado, harto.

La imposibilidad de escribir le colmó la paciencia. Hacía cuánto tiempo que estaba en ese cuarto? Volcó su café sobre la computadora y se produjo un cortocircuito. Una espesa oscuridad quiso invadir la habitación. Sin embargo, se lo impedían los débiles rayos de luz que se filtraban por la cortina azul marino que lo aislaban del exterior.
Se levantó de la silla y se asomó a la ventana para ver la ubicación del sol y así poder adivinar la hora. Probablemente eran las cuatro de la tarde. Hacía ya varias horas que había estado encerrado en esa pequeña y poco iluminada habitación, escudriñando su memoria en busca de inspiración. Estaba atrapado.





Primer publicación.
Espero les guste.


Me presento: Danila Moiana, última marsopa autoconvocada (hasta ahora).
Más desconocida por miles de pseudónimos que poco parecen tener que ver con algo, pero que mucho tienen que ver con todo.
Mis cordiales saludos para todos ustedes, marsoperos.


Danette Shot.
- "Anoten chicos. Escriban la consigna: Anotarse todo lo que se acuerden de una persona que quieran mucho y no puedan estar con él. Esperen, escuchenme, puede ser real o no y no importa por que no podemos estar con él.sii?? Traten de acordarse todo, Fechas, lugares, palabras, frases, si tienen alguna cartita mejor, una foto, cualquier cosa sirve... ¡No se olviden que va con nota esto eh! Todo lo q encuentran lo anotan, y me lo entregan la semana que viene si? Háganlo con tiempo, así queda bien bien completa y yo me entero de quien es esa persona q quieren tanto, se entendió?"
- "Siiii seeeñoooo"


- "Acá les traigo las cosas chicos, están muy bien todas las tareas. Muy bien, hay que ponerse a estudiar ortografía, pero esta bien chicos. Toma Pedro el tuyo, Realmente muy buenos, re lindas producciones. Marianita. José. Constanza. Ya se que no tienen nota Pedro, ahora explico por que. Rodrigo. Yesica. Toma Yesi, llévaselo a Micaela. Bueno, explico la duda de Pedro. ¿Todos tienen su trabajo? Bueno léanlo y me van a decir que es lo que les gustaría hacer con ellos si pudieran..."

"Y? que les gustaría hacer? Viajar...volar...uhhh! que bueno, nadar con tiburones... jugar a las cartas...que te lleve a la calesita, ¡que linda la calesita, a mi me gustaba mucho cuando era chiquita!...que tomen la leche juntos...jugar un partido de futbol? uhh seguro q ganarías vos!...que mas? ... irse al mar QUE LINDO!...tomar mate??? Te gusta el mate? dulce o amargo? a Dulce, mira vos, a mi me gusta amargo, bien amargo...bueno, nada mas? ahora, piensen en porq eso no se puede cumplir, piénsenlo. No me lo digan. Si, Rodri, desde ahora, 5 minutitos para pensar en por que no se puede."

"A ver chicos, sin decírmelo, y tratando de dejar de llorar, piensen en por que les duele tanto no poder compartir lo que quisieran con esa persona, piensen en lo feliz que serían y por que no pueden, por que es tan injusto , piensen en esas ganas de estar con quien quieren, abrazarlo, darle besos, jugar, divertirse, hacerle goles, jugar a la mamá y al papá, tirarse a ver las estrellas...piensen en eso. Ahora piensen en el primer trabajo, en la felicidad con el que me lo dieron y lo hicieron, en lo chochos q estaban, y en lo orgullosos que se sentían de su trabajo. Piensen en cuando estaban en sus casas haciéndolo, como se divirtieron juntando cosas, recordando, anotando...quédense con esa idea, sin descuidar esto. Si te explico, bonito, quédense siempre con lo hermoso, quédense con sus hojas, con su trabajo, con los recuerdos, con las figuritas, con las ganas de volar alto mas alto que el obelisco y las montañas, con esos pulmones gigantes para nadar entre tiburones, quédense con la magia de cortarse a la mitad y volver a caminar, quédense con eso. Que las lágrimas que todavía tienen en las caritas les demuestre que es difícil, pero no imposible. Que por mas de que estén lejos pueden, que no lo conozcan, que lo extrañen, que lo tengan cerquita pero por alguna razón no lo puedan ver, que no exista, pero siempre esta ahí, con ustedes, en su trabajo práctico, en sus ganas, en sus días. Y aprendan también, que cuando el dolor es demasiado grande, cuando ya la pena absorbe lo demás, lo mejor es hacer lo que vamos a hacer ahora.
Devuélvanme todos los trabajos.
Están todos ya? Bárbaro. Quiero que hagan esto. Cuando duela demasiado, compartan con alguien su pena y déjenlo libre. Ustedes no tendrán mas ningún papel el cual leer mas que su memoria y las hojas ya no les pertenecen, son mías ahora, y puedo hacer cualquier cosa, desde tirarlas hasta hacerles un cuadrito, pero eso no importa. Ahora saben que no es mas suyo, es mío y son ustedes los que deciden que hacer: si me piden el trabajo de nuevo, o si siguen sin trabajo."




-"La verdad que no los entiendo Señora Directora, ¿usted no me pidió que les enseñe? ¿Que es lo que pretenden los padres? Ya sé que algunos se quedaron mal todo el día, que algunos lloraron, pero...¿Usted nunca lloró? ¿Y ellos? Me parece ridículo que a mi me echen por esto... realmente. Señora Directora, creo yo que usted no comprendió nada de esta situación. ¿Leyó los trabajos de los chicos? ¿Vio las respuestas?, solamente déjeme ver eso, se lo pido por favor, las respuestas! Pero Evangelina, discúlpame no que te lo diga, no entiendo el problema, yo solamente les estaba enseñando a crecer."




Paulita Verón.

jueves, 19 de junio de 2008


Hay fotos que son accesos y fotos que son excesos, lo dejo a tu criterio
A veces nos referimos al norte como un destino manifiesto
Hoy es el norte el que se manifiesta como destino, pobre norte, pobre manifiesto, pobre destino
Y pobre de mi!!!!

El norte esta barriendo con la cara de la muerte
Y esconde bajo la alfombra los rayos del sol naciente
El norte estaba riendo con la cara de la muerte
Cuanta muerte ira aquí?
Cuanta muerte ira halla?
Ya serás en el sur
En el sur yacerás
Y en el este? También, ya serás, yacerás!!
Por donde nace el sol es donde mueren más
Pasaras por aquí?
Y al pasar, paz harás?
Cuanta muerte iraki
Cuanta muerte ira, ya?
Donde iras al morir?
Y al vivir donde estas?
Ya estaras tu por mi o por mi estallaras¿?
Solo quédate aquí, sin matar
Yo procuro traerte la paz
Pasare por aquí…
Por aquí pasaras…


Pasaba por aquí el mas imaginario de los amantes

domingo, 15 de junio de 2008

Vos y la Rayuela


Y ahí apareces vos, Tan triste oyendo al cínico Horacio que quiere un amor pasaporte, amor pasamontañas, como el capítulo subrayado que descansa en mi mesita de luz, amor llave, amor revólver, amor que le dé los mil ojos de Argos, la ubicuidad, el silencio desde donde la música es posible, como el recuerdo que intenta saltear las barreras de mi corazón. la raíz desde donde se podría empezar a tejer una lengua. Te pienso, Y es tonto porque todo eso duerme un poco en vos, y te desplazas desde la punta de mis dedos no habría más que sumergirte en un vaso de agua como una flor japonesa y poco a poco empezarían a brotar los pétalos coloreados, donde quiero retenerte, y nadas por mi piel hasta mi pecho, se hincharían las formas combadas, crecería la hermosura. qué mejor lugar para acurrucarte? Dadora de infinito, yo no sé tomar, perdoname. Y no te dejo descansar ahí, porque sería abrir una puerta al infinito compartido, Me estás alcanzando una manzana y yo he dejado los dientes en la mesa de luz. a los dos en un millón, Stop, ya está bien así. a tu boca más que ninguna.

¿Por qué stop? Pero ya estás ahí, instalado Por miedo de empezar las fabricaciones, son tan fáciles. y aunque intente perderme en las palabras Sacás una idea de ahí, de alguien más, un sentimiento del otro estante, ya no puedo escaparme los atás con ayuda de palabras, de querer quererte perras negras sólo a vos. y resulta que te quiero.







Voy a considerar esto como mi iniciación :)

www.fotolog.com/cumbresdelolvido

Acá la Marsopa Tucumana (más conocida como Agus), reportándose.

La rosa que cae


Y es así como el hombre se diferencia solo. De noche algunos miran una terraza o un balcón, miden su distancia del piso y piensan cuanto dolería la caída, otros miran esa terraza o ese balcón, sin medirlos, y piensan cuando dolería no tenerlos. Los que miran, los que observan, los que escuchan, los que oyen. Están los que son poetas y los que no lo son. El hombre por si solo se diferencia de los demás, en rasgos generales o particulares, pero sin duda los más diferentes son los poetas. No digo esto porque yo lo sea, o me sienta muy diferente, pero es así. Les doy un ejemplo: Gegory Schübart mira una manzana y para él es una manzana, mientras Jean Pierre Baçon mira una manzana y para él esa manzana es el mundo, con sus líneas, con sus imperfecciones con sus matices y aromas.
Ahora concentrémonos en Jean Pierre, con poética delgadez, cara pálida, sonrisa estúpida y ojos de soñador. Pierre camina la calle como imponiéndole un ritmo, dándole el zigzag de los pasos, sin levantar mucho los pies para poder rozar el suelo y sentir la tierra. Paralelo a él Gregory Schübart camina mirando sus pies, empujando un poco para empezar y después se deja llevar. Esa mandíbula trabada y ese perfil de guerrero con la espalda erguida. Pero esto no termina acá. Los dos trabajan y aman ver la gente que camina por la vereda. Pierre prefiere los edificios espejados mientras Gregory se conforma con ver a un perrito y su dueña coqueta mientras lo pasea por el parque. Los dos van durante la tarde a tomar un café y buscan una mesa. Uno elige la mesa que se encuentra adentro, junto a la ventana y el otro lo mismo, pero del lado de afuera, uno pide un café negro y otro un cortado. De pronto, el viento trae un papelito que se pega al vidrio del bar, ellos se miran a través de él pero no cruzan sus ojos. El pequeño papel luego de unos segundos se cae y piensan en el mismo momento, que como cae el papel cae la rosa y que la rosa cae como lo hace el papel.

sábado, 14 de junio de 2008

Che Julio


Yo tuve un hermano.

No nos vimos nunca pero no importaba.

Yo tuve un hermano
que iba por los montes
mientras yo dormía.
Lo quise a mi modo,
le tomé su voz
libre como el agua,
caminé de a ratos
cerca de su sombra.

No nos vimos nunca
pero no importaba,
mi hermano despierto
mientras yo dormía,
mi hermano mostrándome
detrás de la noche
su estrella elegida.

JULIO CORTÁZAR (octubre de 1967)

SparklingDarkEyes

Pd: Ante todo perdón a Lola y a todos los miembros del club por publicar un texto cuando la "cuota del día" ya había sido cumplida. Pero creo que la fecha lo amerita, más teniendo en cuenta que somos un país que suele conmemorar la muerte de sus más grandes figuras y no sus nacimientos.

Desde tu pecho

Mientras deshojo de a uno los latidos de tu corazón,

y los escucho despacito dándole ritmo al mío,

pobre corazón descompasado,

es que unas dudas inmiscuetas

hacen fila en la puerta de mi tarde,

Querrán las hojas secas que las suban al árbol

como vos uno a uno

me devolviste los sueños míos?

Querrá la luz cansada de las noches

pedir cruz y paso y sentarse conmigo

a mirar la luna amarilla de tu ojal?

Sabrán los azules de tu piel

que cuando te acaricio se transforman

en los remolinos de mi sangre?

Me contaran algún día las olas

en que rincón de verde mar

guardaron los secretos del desamor

para llenarme de olvidos

y atiborrarme del presente

tibio y firme de tus manos?



lola

viernes, 13 de junio de 2008

Deconstruccion



Había llegado el día, lo suponía por el sabor a plomo que tenía en la boca y porque su piel se había empezado a volver transparente, hacía tanto tiempo que lo venia esperando que la aparición progresiva de los síntomas ya no generaron el efecto sorpresa que implicaban esas situaciones. Caminó mirándolo todo, viendo como las imágenes se volvían extrañas como si las viera en un espejo de aquellas ferias infantiles de dos centavos, a las caras desdibujándose y a las voces volviéndose péndulos constantes. Observó como la luz del sol pasaba de blanca a azul, como las estrellas se caían del cielo y las nubes se metían en los cafés desatando chaparrones sobre el sector no fumador, a los edificios volviéndose de cartón pintado. Entonces sucedió: Sus pies comenzaron a sentirse livianos y unas alas le salieron de la espalda, en unos segundos estaba sentado sobre el obelisco, tapando con un dedo el sol azul y aplastando con el otro a los minúsculos autos que circulaban por la 9 de Julio.
Cuando el efecto alado pasó, bajo a caminar, la necesidad de respirar no era vital, era espiritual, tomar conciencia de los latidos, de la sangre que corre, del frío y la humedad, caer en la cuenta de que se vive. Llego al Bajo y siguió bajando, la inercia lo llevó hasta el puente y se quedó ahí apoyado en la baranda como si tuviera seis años y no supiera nada del mundo, las luces desdibujadas en el agua lo entretenían, o al menos eso parecía si lo mirabas al pasar. Se puso a pensar de nuevo en como el mundo y quienes lo habitan, se otorgan, recíprocamente, sentido y existencia, en como un trozo de papel podía ser tan significativo como un trozo de su propia vida, en que, probablemente, todos los objetos inanimados, conseguían un poco de ese ánima gracias a su relación con el destino de una persona, en que tal vez cada espacio del universo estaba lleno de átomos de destino siempre a punto de estallar.
Siguió caminando y llegó a la Costanera, se escuchaba un saxo que tocaba "and i love her", miró para ver de donde salía la música y vió un balcón iluminado, que parecía flotar, recortado, en el aire, todo parecía como de otro tiempo, como un collage de recuerdos, cosas que no estaban pasando, que fueron...
Bajo a la playita, y el olor a río y a noche lo lleno, cerca suyo había un linyera tomando vino, como si la voz saliera de un piedra áspera, le oyó decir: " de ese río en un rato va a salir una sirena y me va a decir cual es mi futuro...".Él tan solo sonrió y se arrojó al río, de repente las aguas se tornaron negras y espesas, pudo sentir y observar como cada recoveco de su cuerpo se llenaba de aquella agua sucia, podía verse desde arriba, llenándose de aquella peste sin flotar, de repente todo volvió a ser como antes y se vió de nuevo sentado en el Parque Lezama, con las piernas estiradas en el pasto, esperando la caída de la noche, así se desarmó sobre el un manto de plata y azul, que el se corrió un poco porque tenia calor, de repente se dió cuenta de que estaba aburrido de este universo sin sobresaltos: se sentó en posición de indio y empezó a derrumbar cada edificio, cada columna y farol, cada nube y estrella, ya no estaba la luna, ni tampoco los bancos o el caminito de piedra, ni las lomas, ni el museo, ni los empedrados, ni los gatos y pájaros, desapareció a las hormigas y a los transeúntes, a los bares y al policía, ya no quedaba nada mas que un punto en el infinito plano blanco que el mismo había creado; así esta mejor se dijo.
Angela

Despreciada

No sabía que hacer ya. Veía como sus hermanas se iban y ella quedaba en el mismo lugar. Nadie la elegía ¿porqué? ¿tan fea era acaso? Jamás una lengua había querido probarla. Nunca unos ojos se posaron con interés en ella. Sufría. Y a nadie le importaba.
Sin embargo lo sabía. Sabía muy bien que su papel en la vida era solamente el de ocupar un espacio, como tantas otras iguales a ella. Si algún día la tomaban como opción no sería por su atractivo, sus virtudes o sus bondades. Sería porque no había otra cosa para escoger, nada más y nada menos. Lo sabía y sufría.
Días enteros pasó allí, encerrada, junto a sus hermanas. Y nadie la tomaba. Sus esperanzas hicieron agua, es decir, se humedecieron. Ella se humedeció. Perdió la frescura de sus primeros días. Si nadie la había elegido antes ¿porque habrían de hacerlo ahora?
Hasta que un día ocurrió lo inesperado. Una mano tierna y blanca la tomó con ternura, y lentamente se la llevó a la boca. Escuchó antes de perecer una voz que decía: -Hay que comerlas todas, m'hijo, que no se pierda. En mi época no tirábamos nada-. Es que a la tía Mirta le gustaban las galletitas con pinta de membrillo que vienen en el paquete de surtidas, esas que quedan en el plato cuando las otras se acabaron.

Escrito alguna noche insomne del 2005

Gonzalo

jueves, 12 de junio de 2008

MENDIGO

No había descansado bien… hacia tiempo, noches, días, que algo lo tenía como ido, perdido y sin ganas de sentir ganas por nada que le diera ganas.

No le era difícil entenderlo.. desde que ella se aburrió de el,

de sus necesidades.. su amor quedo flotando, como un gas enrarecido, ahogándolo, cómo pudo?

Repasaba cada instante minuseosamente, tan difícil era quererlo? Ayudarlo?

Le dio todo lo que pudo, pero ella siempre pidiendo más..

Tendría que haberlo entendido.. esperado.. era dueña de cuanto el tenía, quería y sentía.

Solo era cuestión de tiempo, que egoísta fue, que solo lo dejo.. que triste, el sabía que un día sería quien todos esperaban, pero que se creen acaso? Que pueden manejarlo?

No querían entender que el tenía sus tiempos? Que los necesitaba? Y ahora así solo que hacia? De donde sacaría las fuerzas?

Quién podía dormir con tanto dolor?

Se levanto y como un ritual recorrió arrastrando sus pies por la casa,

Busco algo que comer, la heladera estaba vacía, manteca, huevos y un poco de hígado secándose en un bandeja. Nadie compraba…

Jugó con Timoteo, miro el reloj…

Eran las doce..

- Que tarde.- pensó.

Ya a nadie le importaba que hacia el de su día, imagino el teléfono sonando,

se imagino corriendo para atenderlo e imagino su voz queriéndolo.

- Por qué no me espero? Qué le hice?

Prendió la tele sin siquiera mirar que había, recordó que ella no miraba tele..

Volvió a perderse en sus planteos, sus rencores mal alimentados.

Sentado en ese sillón fue que lo sorprendió una brisa helada

lo invadió despacio, lentamente, poro a poro.

No pensó a que se debía.

Solo se levanto y como un autómata, cerró la ventana.

Mas el frío comenzó a calarse por sus venas, en un recorrido

viscoso que jalaba sus arterias hacía el pecho, como anudándolas.

Siguió sin darse cuenta, inconsciente de lo que iba sucediendo,

pensando que el noticiero ya carecía de toda credibilidad.

- Cálido y húmedo.....

Repitió para si mismo y con una mano que se le torno pesada y lenta

busco a tientas las gafas, las acababa de dejar en la mesita junto al libro.

Su mirada seguía perdida en el cielo, a través de la ventana, como buscando

la respuesta a ese frío que empezaba a incomodarlo.

Se colocó las gafas, de la misma manera se las sacó y las observo.

si... estaban limpias...

entonces?? las volvió a mirar, ahora más detenidamente, no.. nada...

Se refregó los ojos, pero todo continuaba borroso.

Fue hasta el baño, se miró al espejo y en ese mismo instante descubrió

que hasta allí lo persiguió el frío y que sus piernas como sus brazos, o sus manos

tenían un peso inaudito, inaudito y a destiempo, ya que las movía con ligereza,

pero arrastraban un peso que no era suyo.

Entonces levantó la vista y se vio, borroso, lejano, pero era él, el espejo

le devolvía imágenes conocidas.

Divididas en secuencias, distintas edades, y ella sin dejar de estar, distintas etapas, escucho risas, peleas, charlas,

De pronto un silencio....

Y una voz interna que alguna vez fue suya le grito

- Mentiras!! mentiras!!

deja de mendigar...

Hasta cuando vas a seguir suplicando por cosas que vos debías dar??

Mirate bien... no sos vos mismo...

Sin mi no sos mas que un mendigo, que implora calores, equilibrios, alegrías,

compañía, tibiezas, sueños, esperanza, ideas, respuestas.

Cuándo dejaste de buscarme? Cuándo me abandonaste acá adentro?

Siempre estuve aquí, dispuesto a todo, a mostrarte cada paso a seguir, a darte la mano, a perseguir quimeras y acunar tus decepciones.

Por qué equivocaste el camino? Qué te hizo un mendigo solo y triste?

Qué te hizo creer que ella con su amor iba a construir el tuyo?

El que debías darle, no te das cuenta que no ser, es no hacer, es no dar?

Que pedir, no es querer? Que reclamar no es tener?

Te escondes en la comodidad de poder distribuir culpas, en el egoísmo de no hacerte responsable de tus actos. Hoy tus manos en vez de construir fortalezas, solo golpean puertas que no se abren o que se cierran en tus narices, mostrándote el dolor de tu soledad,

Mirate al espejo, en tus ojos solo hay dos huecos oscuros por donde yo ya no miro...

Ese nudo de arterias en su pecho se libero de pronto, volviéndolo a inyectar de sangre fresca, que a borbotones le pedía más oxigeno.

Un cimbronazo detrás de otro o tal vez uno largo y agudo, acribillo sus oídos, la suavidad de Timoteo rozo su pantorrilla al saltar del sillón, sacudió su cabeza, era el timbre..

Timoteo no ladraría, dada su condición gatuna se limitaba a rozarlo y acompañarlo hasta la puerta.

Tardó en ubicarse, el baño estaba lejos, el sillón bajo su cuerpo, la ventana abierta, y algo nuevo y vibrante o quizás olvidado, que latía dentro suyo.

El timbre seguía sonando, Timoteo ya lo esperaba al lado de la puerta, quién buscaba ya se alejaba, era solo un mendigo, pero ya golpeaba otras puertas.

lola

miércoles, 11 de junio de 2008

Exámenes


El tema que nos compete en el día de hoy son los finales. Esa famosa instancia evaluatoria que TODOS conocemos (en especial por estas fechas) . Por más que seas un nerd o alguien que sabe copiarse muy bien, nadie está excento de presentarse ante una mesa evaluadora ya que varias materias tienen el famoso y no por eso menos insultado, “final obligatorio”. Varias veces me he sorprendido cavilando, mientras saboreaba un Nesquik acompañado de galletitas con forma de animalitos, acerca de la conveniencia o no de esta modalidad. No niego que, para decirlo en un lenguaje académico, me rompe soberanamente las pelotas tener que rendir un final luego de haber realizado una buena cursada, pero a veces pienso que es útil, que te permite tener una visión mas comprensiva de toda la materia. Si puteenme y acuérdense de mi pobre madre.
Pero no se apresuren porque me queda algo por decir en contra de los finales.


¿Hasta que punto es justo que un tipo en 6 preguntas evalúe todo tu desempeño en la materia?


Más cuando por reglamento el que te evalúa no puede ser tu profesor, por ende no conoce si participaste, si fuiste todas las clases, si ibas con las lecturas o simplemente te dedicabas a pegar mocos debajo del banco y a chamullarte compañeras.


Por otro lado cuando todos los años vemos que se acerca diciembre, empezamos (en el mejor de los casos) a planificar que vamos a (intentar) rendir, que final vamos a patear (por enésima vez) para después de las vacaciones y sobre todo, el pedo que nos vamos a agarrar para las fiestas. La planificación depende de que materia sea la que vayas a rendir. Particularmente prefiero rendir enseguida, tenés todo más fresco. Si dejás pasar un tiempo, después retomar esos apuntes te cuesta un huevo. Ahora no sé porque si prefiero hacer eso, siempre hago lo contrario. En fin.


Siguiendo con la planificación, casi siempre nunca se cumple. Si tenemos que empezar un lunes, comenzamos un martes, ya bastante bajón es el lunes como comienzo de la semana como para agregarle empezar a estudiar para un final. Y si el martes tenemos un cumpleaños lo dejamos para el miércoles. Pero el miércoles el cine está a mitad de precio, así que lo dejamos para el jueves. Pero el jueves es día de trampa, sale el alter office, entonces el viernes arrancamos. Y el viernes…………es viernes!!! La cuestión es que siempre tenemos una excusa, siempre hay algo mejor que hacer que sentarse (por no decir “pegar el culo en la silla”. No quiero que las señoras paquetas se me horroricen por mi lenguaje soez) frente a los apuntes. Eso hace que se nos venga la fecha encima y empecemos a descartar textos. “Este no lo va a tomar, apenas lo vimos en clase”; “a este nos los dio para que le leamos por nuestra cuenta, así que muy importante no debe ser”. Pensamientos como esos inundan nuestra mente a montones, todo sea por acomodar la planificación (que dejó de serla hace rato) a los días que nos quedan (esos días que se escurren como agua entre los dedos cada vez que la fecha del DIA D (mierda) se acerca). Si estamos muy presionados, en lugar de textos empezamos a eliminar unidades enteras. Ya a esa altura la desesperación es muy grande, empezamos a alucinar cosas producto de todos los químicos (llámese café, cigarillos, ansioliticos, poxiran, gomitas yumi entre otros) que ingerimos para mantener la calma y la vigilia. Empezamos a ver que las letras de los apuntes se nos enciman, que nos suena el celular y nos avisan que el final se suspendió, que Cristina es presidenta………….La cuestión es que nos presentemos habiendo leído bien dos textos de Marx y obviamente, la infaltable guitarra acústica en la mano.


Llegado al matadero (más conocida como la facultad) hay que pensar que estrategia elegir: si rendir enseguida o extorsionar al profesor diciéndole que tenemos secuestrada a su familia y que si no nos aprueba la hacemos boleta. En caso de no poder contar con una banda de delincuentes que nos proporcione la segunda opción en ese caso tenemos otras opciones: o rendir primero (ventaja: si hay mucha gente el profesor te despacha rápido, al ser el inicio de la jornada el profesor generalmente se encuentra de buen humor y es más “chamuyable”; desventaja: al ser de los primeros no sabés para donde puede salir y que te puede llegar a preguntar) o rendir sobre el final (ventaja: el tipo está cansado, se quiere ir a la mierda, te pregunta dos boludeces y te aprueba, ya sabés todas las preguntas que hizo y sabés lo que toma; desventaja: al estar cansado y podrido de escuchar siempre lo mismo está más irritable y te puede preguntar algo que hasta ese momento no había preguntado. Todo sea por escuchar algo nuevo).


Sea cual sea la decisión que hayamos tomado, hasta que esperamos la llegada de los profesores (y en el caso de llegar tarde, hasta que esperás tu turno) te buscas un asiento (esto puede llegar a ser una odisea en el caso de que se busque uno sano) y te ponés a repasar. Ahí te das cuenta que progresivamente te vas olvidando de lo (poco) que estudiaste. Y como si fuera poco, empezás a escuchar a los otros “sentenciados” repasar y no sólo te percatás de que todos estudiaron más que vos, sino que además nombran y definen conceptos que pasaste olímpicamente por alto. A esta altura el nivel de terror llega a sus niveles máximos y empezás a contemplar las posibilidades en el caso de que te vaya mal: A) se te vence y la recursás; B) intentás rendir en la fecha de febrero pero ahí sí, estudiando bien (aunque TODOS sabemos que se va a repetir la misma historia); C) Te cambias de carrera; D) Buscás asilo político en Turkmenistán; E) Te tirás abajo del tren.


El tramo final de la odisea llega al momento de rendir. Hasta ahora estoy invicto en finales, nunca me bocharon, aunque he vivido los dos extremos. En el final de Historia I me había estudiado la vida, encerrado durante casi dos meses. Cometí el error de decir que no había leído un texto porque tenía entendido que no entraba (algo que debe saber toda persona que rinde un final es que la frase “no lo leí” debe ser erradicada de nuestro vocabulario. Siempre se dice “no lo recuerdo” y todas sus variables. Pero sepan entender, fue mi primer final) y me terminaron poniendo un 6. En el otro extremo, el Seminario de Informática y Sociedad. No iba a rendir, no había estudiado nada, pero fui a hacerle el aguante a una amiga que se recibía con ese final. Cuando llego me desayuno que me habían anotado para rendir. Después de acordarme de toda su familia, en vano intenté repasar lo que no había estudiado en 2 meses. Tuve la suerte de que al ser tantos, desdoblaran la mesa y me pasaran para el otro día. Igualmente no aprecie esa ayuda divina y al otro día fui tan en pelotas como estaba. Esa jornada supe que la venta de mi alma al diablo no fue en vano, ya que logré obtener un promocionable 4, teniendo mal el tema que había preparado y contestando mal las 4 preguntas que me hizo el profesor.


Obviamente cuando promocionamos somos unos grosos y cuando nos va para el orto nos tocó un profe hijo de puta que nos paseó por todo el programa. Nunca la culpa es nuestra. Así debe ser. Somos argentinos.
SparklingDarkEyes

martes, 10 de junio de 2008

Yo Chechegonia!

Introducción:



(…)Chechegonia es un país excesivamente humilde de Asia, situado entre Mongolia y Valdivia del Norte…Independizado de la Rusia Asiática en el año 2007, cuenta aproximadamente con 50.000 habitantes, lo que parece muy poco, pero teniendo en cuenta su exiguo territorio….son realmente demasiados!!(…)

(…)No se sabe con exactitud cuáles son sus recursos ni sus ambiciones, pero lo que si se sabe es que los pobladores del lugar son exageradamente inconstantes…Un día los atrae el capitalismo, al otro son comunistas; Un buen día se levantan ultra-conservadores, al otro quieren sembrar la anarquía; Un mes son fervientes y devotos católicos, al otro protestantes, y, de repente y sin aviso, se transforman en ateos a rajatabla…
Esta Inconstancia la aprovecharon países sin mucho renombre (como Bolivia, Haití, Malawi, Valdivia Del Norte, Las Toninas) que tomaron coraje (y demasiadas pastillas), para apoderarse de su territorio, en lo que se dio a conocer históricamente como “El Momento de atacar al país más boludo del mundo y al fin ser alguien”…Pero lo que no tuvieron en cuenta estos países “conquistadores” es que, así como son muy buenudos, un día se despiertan belicosos en exceso y le hacen frente a cualquiera!. Eso explicaría como este singular e ignoto país sobrevive (también existen leyendas que rezan que como es muy difícl ubicar Chechegonia, los países “conquistadores” se rinden decepcionados)…(…)



(…) Actualmente, año 2103, Chechegonia se encuentra en un momento crítico, ya que el país conquistador no es ni más ni menos que que los Up-Estados Unidos de La América que Vale La Pena (nombre finalmente aceptado y formalizado), argumentando plantaciones ilegales de hamburguesas…Es por eso que este glorioso país (alguien me está apuntando con una metralleta, entiéndanme!) manda tropas de todo el mundo (y algunos morenos soldados patriotas), con el fin de “terminar con la ilegalidad y rebautizar ese territorio como McChechegony Inc. (…)



……………………………………………………………………………………





Nikolaiev Popovich era un humilde habitante de Chechegonia de 35 años, casado obligadamente con Yulia Petrovna, quien le había dado 5 hermosos pero inconstantes chicos: Andrei, Sergei, Ivan, Fiodor y Piotr.
Nikolaiev era aborrecido por todos, ya que era el más inconstante y abúlico hombre de toda la historia Chechegovina…Incluso su mujer e hijos lo aborrecían!
Pero él siempre impasible, hacía oídos sordos…Tocaba el violín o se “enredaba” en Internet, donde conoció un país que lo apasionó: Argentina Inc.
Soñaba conocer ese vasto territorio..Fue la primera vez en su vida que soñó, y por eso trataba de aprender castellano:





Nikolaiev (extasiado) –Hola! Buen mucho gusto perrjjdon!


Yulia (indignada) –Cómo maldigo haberme casado contigo, despreciable hombre!...Encima, intentas aprender castellano!

Nikolaiev: -“Gustar caastelano arjjentina” (fuerte) JAJAJAJAJA..(más suave) Qué tiene de malo, querida?


Yulia (con la presión altísima) –Querida??? Maldito rufián!...estamos en guerra, todos tus hijos alistados en el ejército..y tu, “aprendes castellano” ahhhhh


Nikolaiev (con tono épico y solemne) –No te olvides que yo he participado en la resistencia a Malawi!


Yulia (vomitando) –Y me quieres convencer con eso!! Maldito, no fuiste a luchar..te escondiste en una trinchera a leer diccionarios de castellano!!!


Nikolaiev (sorprendido) –Cómo lo sabes?


Yulia –Todo el mundo lo sabe!! Tus hijos también lo saben! Pero ahora ellos están luchando…Por suerte no siguieron tu ejemplo, hombre inútil!!


Nikolaiev (desconcertado) –Pero…Qué quieres qué haga?


Yulia: -Si tienes algo de honor, cosa que dudo mucho, vé a luchar..y si no…haz algo que me ayudaría mucho…


Nikolaiev (desabrochándose 2 botones de la camisa) –Qué?


Yulia -Lárgate para siempre!!!!!!!





Esa misma noche, sin sentir nada en particular, Nikolaiev tomaba un micro hacia la Ex Yugoslavia-Ex Serbia y Montenegro-Ex Bosnia Herzegovina (un país sumamente curioso), donde tomaría el avión que lo depositaría en su único y ambicioso anhelo: Argentina Inc.
Lo único que llevó consigo: unos ahorros, y su preciado violín…


Luego de un viaje de casi 2 días, el avión llegó a la majestuosa provincia Argentina “Nueva Y Reciclada Pompeya”, en dónde le dijeron que para llegar a la Capital Federal, debía “tomarse” el subte, o, en su defecto, comprar una bicicleta y “agarrar” la Ruta Biciséndica Nº 1, y ahí podría alquilar alguna habitación.
Esto último es obviamente lo que hizo Nikolaiev, sumamente extasiado…




Nikolaiev (sonriente) –Hola Buen día buen gusto señor


“Conserje” –Qué tal jefe? En qué te puedo servir?


Nikolaiev –Servir? Palabra rara!..Yo…yo querer pieza..Lindo día no es así?


“Conserje” (apurado) –Sí, si..Bueno, te dejo la 8 papá…Cuánto tiempo te quedas? Mirá que se paga por adelantado eh?


Nikolaiev –Papá? (estruendosamente) JAJAJAJAJAJAJAAJ…(inocentísimo) Muchos días, pago euros, servir así? (mostrando demasiados billetes)


“Conserje” (babeando) –Seeeeeee!!!! (recuperándose)..estem..sí, subí, papá..Yo te aviso cuando tengas que pagar de nuevo.


Nikolaiev –Papá JAJAJAJAJAJAJAJA…Bonito país suyo…quiero pasear, y trabajar también..lindo día, no?


“Conserje” –Sí, si…mirá, andá a esta “diresion”, vas a conseguir trabajo. decile que vas de parte de Ramón, que los muchachos te van a atender bien.



Nikolaiev (a los gritos) –Gracias, Rjjjamon!! Ohh contento estoy mucho yo!!


Ramón –Una preguntita…Só ruso Vó?


Nikolaiev –No, no, no….Yo Chechegonia!


Ramón (¿?) –Sí, claro!..estemm, que disfrutes la pieza, hasta luego




Y así fue como Nikolaiev se adaptaba lentamente a la Argentina Inc. Llevaba su violín a todas partes, hablaba con todo el mundo, inclusive con muchachotes que hacían peligrar su integridad y la del violín…
No pudo conseguir trabajo..Nadie necesitaba a alguien que lo único que sabía hacer (y mal) era tocar ese instrumento de cuerdas.


Se fue quedando progresivaente sin dinero, ya que Ramón le cobraba todos los días una fortuna la habitación, y él, ingenuamente, pagaba sin chistar…No se preocupaba, igual, fiel a su costumbre…



Pero un buen día, Ramón lo echo a patadas en el traste del “Hotel”, pese a que con todo lo que había pagado Nikolaiev, alcanzaba para vivir ahí más de 2 siglos…


Afortunadamente, había conocido un hombre de unos 24 años, que profesaba la Religión Humanistas de Jehová…Era gente buena, no violenta, y que todas las mañanas, puerta a puerta, iban a predicar y a pedir un pequeño desembolso económico..La gente, obviamente, los escuchaba con devoción y los gratificaba muy bien.


Este amigo de Nikolaiev, llamado Pedro, al enterarse de su situación lo albergó en su departamento…Y todas las mañanas, iban a predicar..




Pedro (devocionalmente) -Hermano ruso Niko, cómo te sientes?

Nikolaiev –Yo chechegonia…jefe!! (groseramente) JAJAJAJAJAAJA…Sentirme muy bien contigo..eres bueno...


Pedro (fraternalmente y con los ojitos brillosos) –Tú también eres bueno, conmigo..aunque podrías serlo más, no te parece querido hermano?…


Nikolaiev (sin captar nada de nada, como siempre) –Claro..yo ahora tocar violín para vos!


Pedro (pacientemente) –A propósito, hermano, sobre esto quisiera hablar…No puedes tocar el violín de madrugada..Esto es un departamento, y nuestros amados vecinos deben reposar…comprendes?


Nikolaiev –Ahh bueno..jefe!! JAJAJAJAJAJAJA voy a dormirme


Pedro –Yo también..ah! hermano chechegovino, tendrás que dormir conmigo hoy, ya que tu colchón lo doné al asilo de ancianos


Nikolaiev –Bueno “perfeto papa” JAJAJAJAJAJAJAJAJAJA






A la mañana siguiente, durante el desayuno:



Nikolaiev (sorprendido pero en Babia) –Buen día papá JAJAJAJAJA qué pasarte anoche..chico espacio? Abrazado estabas a mi hoy a la mañana..aliento en mi nuca sentir!


Pedro (con erección manifiesta) –esteee, hermano…mirá.. (acariciándolo suavemente por la espalda) este, yo…


Nikolaiev –Qué, JEFE! JAJAJAJAJAAJ


Pedro –No te rías, hermano..estee…(manoseandole bruscamente la entrepierna) yo…


Nikolaiev –No, no..hermano Pedro..No gustarme hombres! Gustarme, ya sabes, prostitutas dominicanas de Constitución!


Pedro (enceguecido) –dale, ruso..dame un beso! (jadeando) dale


Nikolaiev (incómodo) –No, no, vamos a predicar, mejor…no gustarme!


Pedro (sin nada de Humanista ni de Jehová) –Me cansé. Ruso de mierda!


Nikolaiev -Yo Chechegonia!....Mierda? JAJAJAJAJAJA


Pedro -Tocás el violín a la madrugada. Te reís por cualquier pelotudez, y encima no querés garchar conmigo a pesar de que vivis de arriba…dale, dame un beso!!


Nikolaiev –Pero, no hermano….


Pedro –Ma´que hermano ni que ocho cuartos..Mandate a mudar, ruso de mierda..y no vuelvas más! Puto!!






..Y así Nikolaiev terminó en la calle..Muy preocupado..Sólo con su violín, en algún hueco de cualquier calle, barbudo, sucio, comiendo muy de vez en cuando….Un día tocó su violín, y la gente se apiadó de él, y le dio monedas…Así fue cómo logró sobrevivir…
Hasta que una mujer (una de las prostitutas dominicanas de Constitución) enamorada perdidamente de él, lo llevó a vivir a su casa




Y lentamente se fue transformando….Su expresión impasible se transformó en una rígida expresión mortuoria..Empezó a consumir todo tipo de drogas, alcohol, y fue el barrabrava más famoso del aún más famoso club Defensa Y Justicia de Florencio Varela, campeón Argentino y de la Copa Libertadores de Ámerica Inc..
Todo el mundo lo conocía como “El Rusito”, el delincuente más pintoresco y peligroso del barrio más marginal de la Capital Federal: Belgrano R…



Paradójicamente, fue un grupo de rehabilitación de los Humanistas de Jehová quién logró regenerarlo..Fue a vivir a la rica, imponente (y famosa en el mundo entero) Provincia de Formosa, donde pasaba sus días entre su violín y su amada religión.



Un buen día leyendo el diario se enteró de la horrible muerte de todos los habitantes de Chechegonia (“Absolutamente todos, por suerte”, afirmaba el amarillo diario), a manos de los Up-estados Unidos y sus aplicados lacayos.
Finalmente, Chechegonia pasaba a llamarse oficialmente Mc Chechegony Inc.




Nikolaiev permaneció impasible, a pesar de las lágrimas que insolentemente poblaban
Su mejilla, como nunca antes en su vida, y tocó el violín…
Al terminar, lo arrojó contra la pared, gritó JEFE!! Y PAPÁ!!! y lanzó una carcajada, la más estruendosa y macabra carcajada antes oída, que no contrastaba para nada con sus ojos desorbitados llenos de sangre…



FIN





Milton

lunes, 9 de junio de 2008

que te estaba por decir? ah! ya me acorde!!!!!


Tengo hambre, no se si me explico... tal vez preferiría no explicarme, por eso de no entender y confundirme, al tiempo que me escapo. Pero esta vez es necesario, es oportuno y tengo la imperiosa necesidad de explicarme.
Mientras muerdo un durazno pienso, pienso que el mundo es dulce, y es dulce. Luego el mundo es un durazno y yo solo un fiel gusano que transita su dulzura, llegando hasta el centro, lo profundo, y vuelta a subir, buscando...
La piel, ese hermoso terciopelo que parece acariciarnos la barriga, y tengo hambre, pero tampoco hay nada.
La confluencia de los túneles, la distancia, la humedad, la falta de respeto. Y así el durazno. Los gusanos deberían tener alas y tienen hambre.
Desciendo al corazón, buscando... mas bien descubriendo pero sin entender y aceptando, a veces aceptando. Pero tampoco hay nada.El hambre llega así de repente, te toma por asalto, te sorprende, te quita el orgullo de sentirte un gusano, te limita. Pero no tengo hambre acá, tengo hambre allá y por ahí.
(Señalando unos puntos que titilan en rojo, vaya uno a saber por capricho de quien, en algún mapa) los gusanos deberían tener sueños, y tienen hambre.

Mientras nos mata el hambre por placer, de espejos falsos.

Mientras nos mata el hambre por azar, de barro espeso.

Pido pan y pido dientes, y un sueño que soñar en cada almohada, buscando, BUSCANDO... pero tampoco hay nada.


Que tristeza profunda, nacer en la mordida, cuando nos entra el mundo por la boca, esa miel acecina que disimula el trago amargo, esos ojos de niño, ese andar de gusano.

Mientras muerdo un durazno pienso, mejor no pienso, mejor no muerdo, miro mi sombra, que no es mas que un boceto de mí que cae al piso, vana silueta que en el aire se encapricha en dibujar, tu luz.



sin explicarse demasiado, se agusano, el mas triste de los amantes imaginarios

sábado, 7 de junio de 2008

Ventanas al universo


Recostados boca arriba sobre la superficie dura e irregular del suelo observaban como de costumbre el cielo nocturno. Los puntitos brillantes poblaban la inmensa tela negra del espacio adornándola con sus orgullosas luces diminutas, miles de lentejuelas o gotas de agua.
- Faroles. Ejércitos de faroleros desparramados en millones de mundos –dijo Damián.
- Esa es repetida, dijiste lo mismo hace unas tres semanas –le informó Esteban.
- No, hace unas tres semanas dije velas, inmensas velas de cien metros de altura por sesenta de diámetro.
- Es igual, para ponerle tan poca originalidad mejor deciles estrellas y punto. Además los faroles no sirven porque están clavados en el suelo, inmóviles, estatuas de luz.
- ¿Y? ¿Eso qué importa? –replicó Damián ofendido.
- Cómo “qué importa”, ¿vos no ves cómo se mueven? ¿no las ves patinar por el cielo y unirse en figuras que enseguida se deshacen, sólo para volver a agruparse en un nuevo dibujo libre de contornos o fronteras?
- No, yo veo faroles.
- Claro, si para vos los árboles son paraguas y el rocío es la transpiración del suelo. A ver, aquello qué es, ¿la pelota de playa de un gigante tal vez? –dijo Esteban señalando el enorme disco que dominaba como siempre la vastedad del espacio.
- Podría ser –contestó convencido Damián, deleitándose ante la oportunidad de irritar a Esteban-. O a lo mejor un lunar del universo.
- Lunares tenés vos en el cerebro, y me parece que te están afectando. Hay tantas posibilidades más interesantes que un lunar. Es mucho más emocionante darse cuenta que ese es otro mundo, igual a este, en el que otras dos personas están recostadas boca arriba mirando hacia el cielo igual que vos y yo, y cuatro pares de ojos recorren el universo en líneas paralelas y opuestas hasta que por fin chocan y se funden en una sola mirada, en un punto donde la distancia ya no importa o ni siquiera existe.
- Sí, todo lo que vos quieras, lástima que la vida existe únicamente acá, el resto del universo es un desierto helado y oscuro.
- Helada y oscura debe ser la cueva que tenés entre las orejas, por eso las ideas te salen ciegas y muertas de frío pobrecitas. Hay cientos de galaxias, miles de planetas, millones de asteroides, infinidad de estrellas y andá a saber cuántas otras porquerías de las que ni siquiera estamos enterados, y a vos se te ocurre que tenemos exclusividad sobre la vida. ¿Por qué? Ah, ya sé, porque somos especiales y dueños absolutos: vida marca registrada, todos los derechos reservados.
- Bueno, ponele que haya vida en algún otro lado, pero en esa cosa seguro que no –dijo Damián volviendo a señalar el inmenso disco junto al cual las estrellas se veían aún más pequeñas.
- ¿Por qué no?
- Decime una cosa, ¿me estás agarrando para la joda o es idea mía? Ya hace como cuarenta años desde el primer viaje exitoso de ida y vuelta. Después fueron y volvieron tantas veces que a estas alturas deben estar pensando en instalarse unas camas allá; y nunca encontraron nada. No me extraña, quién podría vivir en un lugar que parece una piscina gigante, pura agua, y casi toda salada para peor.
- Estoy seguro que si a vos te dicen que se va a caer el cielo salís corriendo a comprarte un paraguas o un casco, y después te construís un búnker subterráneo, no sea cosa de andar escatimando precauciones. Pobre crédulo, no querés ver que es todo puro verso, falsas seguridades, cuentos de cuna científicos para dormir más tranquilos. La verdad es que sabemos tan poco del universo como de la muerte; o de la vida incluso, porque seamos sinceros ya que estamos, de eso tampoco sabemos gran cosa.
- A vos cuando te agarra la metafísica no te banca nadie; dejate de joder y acompañame, vamos a ocuparnos de asuntos más mundanos y urgentes –dijo Damián que ya se había levantado y le ofrecía la mano para ayudarlo a incorporarse.
- Esperá, un meteoro. Ahí, mirá, ¿lo ves?
- ¿Dónde, aquello? Pero si apenas se distingue un hilo brillante, está demasiado lejos. Dale, vamos que me muero de hambre.
Esteban mantuvo unos segundos la vista fija en el cielo, persiguiendo con la mirada el recorrido de la estela luminosa que surcaba el espacio. Se sacudió el finísimo polvillo blanco que cubría la superficie lunar y se adhería inevitablemente a todo aquello con lo que entraba en contacto, y siguió a Damián fuera del cráter al cual cariñosamente habían bautizado “Puesto de observación sideral”.


Nicolás, con una estaca en la mano derecha y uno de los laterales de la carpa a medio armar en la izquierda, se detuvo de golpe como siempre al ver a Denise sentada frente al telescopio. No podía evitarlo: Denise sentada con las piernas cruzadas y la espalda recta, el pelo negro lamiéndole los hombros y estirándose largamente hasta su cintura, la cabeza apenas inclinada hacia delante, su cuerpo delineado por las luces de la noche, serena y concentrada, quieta toda ella salvo las manos; salvo las manos que juegan como mariposas alrededor del telescopio, buscando la precisión exacta y necesaria. Denise y el telescopio, un espectáculo que seguramente las estrellas contemplaban con sus propios artefactos astronómicos.
- Por mirarme a mí te estás perdiendo uno de los fenómenos más hermosos de la naturaleza.
- Aunque lamento estar en desacuerdo, es mi deber informarte que la tuya es una afirmación muy contradictoria, porque eso es justamente lo que yo estoy viendo. Pero, vos, ¿a cuál otra belleza te referís?
- Una estrella fugaz.
- Ya vi muchas, son todas más o menos iguales –dijo Nicolás volviendo a concentrarse en la carpa-. Lo que yo no entiendo es cómo puede ser que siempre adivines cuándo te estoy mirando.
- Porque tus ojos me caminan por la piel y mis labios se estiran en una sonrisa sin que yo se los ordene.
- Ah, la fisiología de la intuición de la que tanto se habla.
- Y además te conozco, tontito. ¿Vos creés que habrá vida inteligente allá?
- Yo todavía tengo mis serias dudas sobre el coeficiente intelectual de la vida acá; pero dejando eso a un lado, especificame con un poquito más de exactitud, ¿dónde vendría a ser “allá”?
- Allá, en la luna.
- No sé, igual no importa mucho lo que yo crea; según tengo entendido cuando Armstrong dio el famoso gran paso para la humanidad no se encontró con ningún felpudo de bienvenida, ni con nadie que le hiciera un escándalo por no limpiarse las botas antes de bajar del cohete.
- Pero eso fue todo trucho, un teatro del gobierno yanqui para alardear otra vez de lo grandiosos que son y dejar re calientes a los rusos, y de paso distraer a la gente para que no se les arme un quilombo bárbaro por los desastres de Vietnam. En ese sentido fue algo similar a lo que pasó acá con el mundial setenta y ocho. La religión será el opio de los pueblos, pero no hay que olvidarse que el éxito y la gloria, en cualquiera de sus frascos posibles, son la cocaína de la humanidad.
- Mirá, en ese caso es la obra de mayor presupuesto que vi en mi vida, otra que las funciones en el Colón. Además, qué sé yo, me parece demasiado esfuerzo; una mentira así no es cuestión de inventarla y listo, después hay que aguantarla, y ahí te quiero ver.
- O sea que para vos no hay vida allá, los seres humanos somos los reyes solitarios del universo.
- Pará, princesa galáctica, yo no dije eso. Con tanto espacio vacío seguramente alguien más debe haber dando vueltas por ahí. En una de esas, quién te dice, puede que incluso allá; después de todo, ya lo dijo la banda rosa, andá a saber con qué te podés encontrar en el lado oscuro de la luna.
- Yo creo que sí. Estoy convencidísima de que los selenitas viven en ciudades portátiles, son tímidos y aman dormir, por eso permanecen siempre en la noche lunar.
- ¿Los selenitas?
- ¿No leías Mafalda de chico? Son los enanos en piyamas que habitan la luna. No ves que al final con vos no se puede discutir científicamente, yo intento imprimirle un aire académico a la conversación, te hablo de las últimas teorías astronómicas, y vos me mirás sonriendo con tus ojos de tortuga resfriada.
- Me encantaría saber como son los ojos de una tortuga resfriada. Tus teorías astronómicas me tienen sin cuidado, a mí el único cuerpo celeste que me importa está acá en la tierra, en esta misma colina, ejerciendo una fuerza irresistible que genera mareas en mi sangre –dijo Nicolás tomándola por la cintura y forzándola a separarse del telescopio.
Denise se dejó caer con él sobre la hierba, riendo, rodando; aceptándolo y rechazándolo simultáneamente en una oscilación lúdica y ritual, pautada con reglas que ninguno había establecido pero que ambos conocían y aceptaban, envueltos en un abrazo de dos que ya no eran dos, el amor abrazándose a sí mismo.


La habitación estaba a oscuras. Sólo la escasa luz proveniente de la puerta abierta recortaba las siluetas de los muebles, permitiéndole a la mujer de pie junto a la cuna percibir sus formas vagas y huidizas. El hombre se apoyó contra el marco sin entrar en el cuarto y su figura también pareció borrosa e imprecisa al dibujarse sobre el fondo de luz tenue.
- ¿Se durmió? –preguntó.
- Shh, todavía no –susurró la mujer-. ¿Por qué tenías que armarle un móvil con esas condenadas pelotitas? Todas las noches sucede lo mismo: durante media hora más o menos no les quita la vista de encima, hasta que por fin se cansa y se queda dormido.
- En primer lugar, no son pelotitas, son canicas, mi más preciado tesoro infantil. Y en segundo lugar, fuiste vos la que me pidió que las use para algo útil, o las tire.
- ¿Y vos le llamas a eso “algo útil”? –dijo la mujer señalando el conjunto de esferas de distinto tamaño que pendía a escasos metros de altura sobre la cuna. En el centro del móvil se imponía una bola dorada y mayor que las demás, alrededor de la cual el resto de las canicas se organizaban para crear un hermoso diseño en espiral.
- A él parece que le gusta –contestó el hombre sonriendo y aproximándose a la cuna.
- ¿Qué podrá estar viendo? ¿Qué estará mirando con tanta concentración?
- No sé, pero sea lo que sea, debe ser mejor que lo que pasan por la tele-. El hombre realizó un abrupto y preciso movimiento de muñeca y el fuego de un fósforo rasgó fugazmente la penumbra del cuarto. Encendió un cigarrillo y apagó la cerilla-. Vamos, no me gusta fumar cerca suyo; además, si nos quedamos va a tardar más todavía.
El hombre la tomó de la mano y la guió en silencio fuera de la habitación, aferró el pomo de la puerta y tiró hasta dejarla ligeramente entreabierta.




Leandro - Ciudad Cronopio