jueves, 17 de julio de 2008

PASO EN LA ESTACION


-No eso no es una tormenta, a parte si lo fuera a la profundidad que estamos no se oiría, eso es la revolución viejo!- Dijo la señora del abrigo sabor a naftalina.
-Pero Rosa, desde el 55’ que no bombardean la plaza si no es una tormenta, será una manifestación o algo así- Dijo el viejito de los ojos grises
-Pero hace varias estaciones que se escucha desde Congreso que venimos así-
La chica del abrigo marrón se sacudió apenas en el asiento, no creía en los delirios persecutorios de la viejita pero, había algo en el aire que hacia rato la ponía incomoda, realmente aquel sonido, si es que acaso podía describírselo así, mas bien era un zumbido, una vibración perturbadora, significaba que algo pasaba en la selva de cemento pero qué exactamente…
Hacia varias estaciones que nadie de aquel vagón bajaba, el ruido se había vuelto insoportable, una de las mujeres le había improvisado a su hijo unos tapones con unos boletos de colectivo, mientras pensaba si habría sido mejor tomarse uno en vez del subte o tal vez no y le había salvado la vida.
Constitución estaba a dos estaciones, pero el ambiente del vagón estaba caldeado los hombres habían organizado: Un grupo de asalto, un escuadrón del alcantarillado, un ejército de liberación subterránea y una proveeduría.
El plan era simple fuese lo que fuese lo que estaba pasando arriba (llámese golpe de estado, revolución socialista, invasión extraterrestre o Apocalipsis) el bastión de resistance seria la estación Constitución, en primer lugar había que tomarla, lo demás se iría organizando con el tiempo, la educación del nene de los boletos estaría en manos de Rosa que antes de jubilarse era maestra de cuarto grado, la mama del nene y la chica del abrigo marrón se encargarían de la administración de los víveres que pudiesen conseguir de los locales de comida rápida y los quioscos a lo largo del subte, pero siempre en el anden; quien osara caminar hacia las escaleras para la superficie, seria ultimado por alguno de los comisionados para tal fin. Cuando el vagón comenzó a detenerse en Constitución todos se agolparon frente a la puerta del medio, los sonidos del subte parando, se mezclaron con los frenéticos latidos al unísono de nuestro héroes (quien cree que no lo son); finalmente el subte se detuvo, cautelosamente salio el viejito de los ojos grises, quien por ser el mas anciano de la trouppe, decidió ser el primer valiente en asomarse, cuando por fin después de sacar primero su gorra, por si hubiera francotiradores, alargo la calva cabeza:
-Nada che, todo normal-
-No podemos arriesgarnos, viejo-dijo Rosa apretándole el brazo
El nene no aguanto y salio corriendo, la cara destrozada de su madre hizo que uno de los hombres del escuadrón de alcantarillas saliera tras el chico, un grito ahogado de Rosa anunció lo peor…
-Mami no pasa nada… el circo, es el circo mami, el circo esta en la ciudad-
La madre comenzó a reírse a carcajadas la igual que la chica del abrigo y el de los ojos grises; Rosa al principio se sintió ofendida consigo misma pero después se prendió en la risa y tomando firme a su marido por el brazo salio cantando un tango.
Afuera una caravana circense jamás vista venia desde lejos haciendo rugir leones y sonar tambores, altoparlantes y payasos se reproducían por doquier, todos sonreían ahora en la superficie, todos reían libres y sin miedo eso ya no existía, eso se quedo en el vagón.
Las cosas desconcertantes pasan cuando uno empieza a creer en lo increíble…
ANGELA

1 comentario:

Anónimo dijo...

segurísimo querida Ange, segurísimo!


a usted no le voy a preguntar, Psicosférica...aún conservo mis cualidades de caballero jaja