domingo, 22 de junio de 2008

Atrapado


Se levantó de la silla y se asomó a la ventana para ver la ubicación del sol y así poder adivinar la hora. Probablemente eran las cuatro de la tarde. Hacía ya varias horas que había estado encerrado en esa pequeña y poco iluminada habitación, escudriñando su memoria en busca de inspiración. Estaba atrapado. Cerró la cortina y volvió a sentarse en la única silla del cuarto y mientras se hamacaba volvía a hundirse en sus pensamientos.

El autor del libro que está por escribirse aún no encuentra algo que desencadene el proceso creativo. No sabe sobre qué escribir. No tiene historia. No tiene nada más que un escritorio desordenado, hojas esparcidas por todo el cuarto, biromes de color azul y negro en un portalápices, una computadora portátil, un cenicero que rebalsa de cigarrillos aplastados y ceniza, una taza de café, y la silla en la que se encuentra sentado.

Historias poco interesantes, personajes sin personalidad, oraciones sin significado y párrafos desordenados le manchaban las ocurrencias y lo mareaban al punto tal que se desorientaba y volvía al principio: la nada.
Se concentraba en su entorno en busca de una señal que le revolucionara sus pensamientos. Ya había recorrido todas las ciudades del mapa de humedad que era el techo. Se había imaginado su gente, había visitado todos sus ríos y conocía a la perfección sus lugares más ocultos y misteriosos. Pero, aún así, no hallaba nada que dispare su imaginación. Cuando creía encontrar su musa, algo lo distraía y la perdía de vista. Esta situación realmente lo malhumoraba. Estaba cansado, harto.

La imposibilidad de escribir le colmó la paciencia. Hacía cuánto tiempo que estaba en ese cuarto? Volcó su café sobre la computadora y se produjo un cortocircuito. Una espesa oscuridad quiso invadir la habitación. Sin embargo, se lo impedían los débiles rayos de luz que se filtraban por la cortina azul marino que lo aislaban del exterior.
Se levantó de la silla y se asomó a la ventana para ver la ubicación del sol y así poder adivinar la hora. Probablemente eran las cuatro de la tarde. Hacía ya varias horas que había estado encerrado en esa pequeña y poco iluminada habitación, escudriñando su memoria en busca de inspiración. Estaba atrapado.





Primer publicación.
Espero les guste.


Me presento: Danila Moiana, última marsopa autoconvocada (hasta ahora).
Más desconocida por miles de pseudónimos que poco parecen tener que ver con algo, pero que mucho tienen que ver con todo.
Mis cordiales saludos para todos ustedes, marsoperos.


Danette Shot.

5 comentarios:

lola** dijo...

bienvenida danila!!!
salvo por el cenicero que explota..la siento una autobiografia, las musas mutan en gnomos malintencionados ultimamente.
muy bueno, felicitaciones, ya estoda una marsopa!!

Srta. Romain dijo...

guau después de ver los requisitos y notar que solo me falta matar a un solo oso polar, quiero formar parte del club, ya!
hay algun test? algo así como "ERES UN VERDADERO MARSOPA?" o "TE CONSIDERAS AMARSOPADO?" como para saber si verdaderamente debo formar parte?
espero una rta.

Anónimo dijo...

Bienvenida Danila!!!! no te digo Danette porque me dan ganas de comerme uno de chocolate, me gusto mucho lo que subiste, una situación tan recurrente a la hora de escribir...

Espero que siga nadando asi marsopa!!! Besotes!!

Anónimo dijo...

Un circulo vicioso y profundo...Agotador, a veces con dolor de migraña pero ahi esta, que se puede hacer hay manera de crear sin que se pierda un poco? sin que tal vez... duela?

Ese cuadro me parece q es el mismo que a parece en la habitacion de sara de la pelicula laberinto en donde actua david bowie... ay hermosos!


Bienvenida! buena onda :D

Anónimo dijo...

eaaaaaa!
bienvenida!!!
Ya te dije que me gustó el texto pero bué, que conste en el blog que creo que es un comienzo con el pie derecho.
Un texto conciso y que abarca situaciones que todos los que formamos parte del club seguramente hemos vivido alguna vez...
un beso!